Ágora
Matthias Halfmann

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Profesor de EADA Business School y experto en mercado de telecomunicaciones

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Necesitamos más músculo digital

Tanto las redes fijas de fibra óptica como las redes móviles forman la base de una economía digital. Para ello se necesitan inversiones, siempre combinadas con regulaciones inteligentes

Saudí Telecom compra el 9,9% de Telefónica por 2.100 millones y se convierte en su primer accionista

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El Gobierno estudia imponer condiciones a la entrada de Saudi Telecom en Telefónica

El Gobierno estudia imponer condiciones a la entrada de Saudi Telecom en Telefónica

La noticia sobre la entrada de capital saudí en Telefónica, a través de Saudí Telecom (STC) que ha comprado el 9,9% de las acciones del operador español, ha creado mucho revuelo y, sobre todo, mucha discusión. Pero ¿cuál es el problema? Por más que STC pueda lograr un espacio en la junta directiva, las posibilidades de tener influencia directa en el negocio operativo son mínimas.

En principio, todas las inversiones deberían ser bien recibidas. El sector de las telecomunicaciones requiere de unas inversiones altas y frecuentes, tanto en redes fijas como en móviles. Por eso, la dimensión de los operadores es importante para conseguir economías de escala. Pero el tamaño no lo es todo para garantizar inversiones en nuevas tecnologías, como muestra el ejemplo de Alemania. Deutsche Telekom -el único operador europeo en el Top-10 mundial- durante la última década continuó aprovechando su posición dominante, revendiendo sus tecnologías heredadas (ADSL en líneas obsoletas de cobre) y decidió no invertir en redes avanzadas de fibra óptica. Hoy en día, Alemania está en la cola de Europa, con solo un 7% de hogares suscrito a fibra óptica.

Por contra, España se coloca entre los cuatro mejores países –junto a Portugal, Letonia y Rumanía- con cerca del 90% de hogares con fibra. El resultado exitoso es fruto de una normativa industrial con reglas claras y aplicadas para compartir, desde infraestructuras esenciales como tuberías y conductos hasta las propias fibras. Telefónica ha aprendido a adaptarse a este modelo y, de hecho, la mayoría de las instalaciones de fibra en hogares está basada en infraestructuras propias, aunque los servicios de banda ancha sean prestados por otros proveedores.

De igual manera, las redes móviles también necesitan grandes inversiones en nuevas generaciones de tecnologías -actualmente estamos en la 5ª. Con tasas de penetración superiores al 100% de la población, la principal forma de mantener la rentabilidad es aumentando la eficacia de sus operaciones. Mientras en un mundo de 2G y 3G, entre cuatro y seis operadores eran factibles en un país, con el avance al 4G o 5G este número está reduciéndose a tres o incluso a dos operadores.

En el ámbito europeo, falta una consolidación transfronteriza. Cada país maneja sus regulaciones nacionales y se requieren licencias individuales de radioespectro, una para cada uno de los 27 países, lo que impide realmente la eficacia de las inversiones.

Volviendo al asunto de la entrada de capital desde fuera de Europa, un ejemplo casi desapercibido es el que se produjo el pasado mes de julio. América Móvil de México (el 14º operador más grande del mundo por su capitalización) amplió su participación en Austria Telekom, pasando del 51% al 56,55%. Ni entonces ni ahora parece haber supuesto un gran problema la inversión de este operador no europeo.

Tanto las redes fijas de fibra óptica como las redes móviles forman la base de una economía digital. Sin estas infraestructuras, no hay fundamento ni solidez para todos los demás jugadores en el ecosistema digital. Para ello se necesitan inversiones, siempre combinadas con regulaciones inteligentes.

Será interesante estar atentos y observar, si se da el caso, bajo qué condiciones se permitirá la fusión entre Orange y MásMóvil en España. Serán necesarias muchas más fusiones, sobre todo en la Unión Europea. Si los operadores europeos no consiguen hacerse más fuertes será inevitable que se produzcan más desembarcos como el de Saudí Telecom en Telefónica.