La columna vertebral de internet

España amortigua la escasez de fibra óptica que amenaza con golpear la digitalización en Europa

La elevada penetración de la banda ancha en el territorio permite a las teleoperadoras no verse tan afectadas por el encarecimiento de esta infraestructura, aunque sus fabricantes ya notan el impacto de la inflación

Cables de fibra óptica.

Cables de fibra óptica. / periodico

Carles Planas Bou

Carles Planas Bou

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La pandemia ha acelerado el negocio de grandes compañías tecnológicas y de telecomunicaciones, pero esa creciente demanda por los servicios de internet también tiene una cara oscura: la escasez mundial de cables de fibra óptica. En los últimos meses, la dificultad para acceder a los componentes de esta infraestructura ha disparado los precios y amenaza con poner freno a la creciente digitalización de varios países. ¿Cómo está afectando esta problemática a España?

Europa, junto a China y la India, se sitúan como las regiones más golpeadas por la escasez de este material crucial para la industria. El precio de la fibra se ha disparado hasta un 70% desde los mínimos de marzo del 2021, según un estudio de la firma Cru Group, lo que puede mermar los planes de despliegue y la conectividad global.

Por un lado, los expertos atribuyen la escasez de fibra óptica a un fuerte aumento de la demanda, que ha crecido por encima de un 8% interanual a causa del 'boom' de las conexiones forzado por la crisis del covid. Por el otro, a la falta de componentes clave en la fabricación de este tipo de cables como el helio o el tetracloruro de silicio. El precio de ambos materiales se ha disparado un 135% y un 50% respectivamente, según ese mismo estudio. Esa problemática se ha acentuado con la inflación acelerada tras la invasión rusa de Ucrania. "En mi carrera profesional nunca he visto nada parecido a esta crisis inflacionaria", ha explicado al 'Financial Times' Wendell Weeks, director ejecutivo de Corning, el mayor productor mundial de fibra óptica.

¿Y España?

Este problema puede causar estragos en países como Grecia, Bélgica, Austria o Alemania, donde la cobertura de fibra óptica es aún escasa. En España el impacto está siendo más limitado, pues su digitalización va muy por delante de la de sus vecinos europeos. Así, es el segundo país del continente con una mayor penetración de fibra óptica, del 68,4% de la población, solo por detrás de Islandia. España es también el tercer país con más penetración en las áreas rurales y el segundo mercado que crece más rápido, según varios informes de FTTH Council Europe, la asociación que reúne a la industria. Las líneas activas alcanzaron los 13,2 millones el pasado mayo, según datos de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC).

La fibra óptica es esencial para garantizar la digitalización de las sociedades y para acelerar una economía cada vez más dependiente de la red. La promesa del 5G, que permitirá una conectividad ultrarrápida de miles de dispositivos móviles de forma simultánea, o la llamada industria 4.0 se sustentan en esta arquitectura digital. “A corto plazo no habrá problema, pero a medio plazo el encarecimiento afectará a los nuevos despliegues de fibra”, advierte José A. Lázaro, profesor de la Escola Tècnica Superior d’Enginyeria de Telecomunicacions de Barcelona (ETSETB).

Resiliencia de las 'telecos'

Actualmente, el 77,6% de las líneas de fibra óptica desplegadas en España las concentran los tres grandes operadores: Movistar, Orange y Vodafone. En los últimos años, el Gobierno ha aportado ayudas millonarias a esas compañías para acelerar el despliegue de cableado y hacer llegar la conexión a internet de banda ancha a todos los rincones del territorio. Así, se ha apostado por apagar la tradicional red de cobre y sustituirla por una de fibra óptica, más eficiente, un despliegue estratégico que pone a España en una posición de fuerza.

La grandes ‘telecos’ del país acostumbran a cerrar contratos de suministro de varios años con los fabricantes de fibra óptica, lo que refuerza su posición ante los altibajos del mercado. “Hacemos compras a largo plazo y a largo volumen, lo que quizás hace que sea menos sensible a la inflación”, explica a este diario Alberto Moreno, director de regulación de Telefónica en España. “No somos inmunes, pero tenemos cierta resiliencia”. Desde Orange señalan que aunque empiezan a notar "cierto encarecimiento" su despliegue de fibra no se está viendo afectado "gracias a la previsión y anticipación con los proveedores".

Problemas para los fabricantes

Sin embargo, quienes sí se están viendo afectados por el encarecimiento de la energía, el transporte y las materias primas son los fabricantes de fibra óptica, en la primera línea de impacto. “El aumento general de los precios ha coincidido con la falta de capacidad para responder a la demanda de las teleoperadoras”, señala Ramón Alós, presidente de la empresa de fabricación OPTRAL. En los últimos meses el coste de la fibra óptica ha pasado de ser de menos de cuatro euros por kilómetro a entorno los 6,70 euros actuales.

El perjuicio de los fabricantes no termina aquí. Los nuevos pedidos de fibra se pactan al precio actual, sin embargo es más complicado cuando los clientes que ya habían acordado contratos de suministro a largo plazo a un precio cerrado –muchos de ellos financiados a través de concursos públicos– no aceptan un incremento del coste, lo que termina repercutiendo en los fabricantes. Como advierte Alós, el aumento prolongado de los precios hará que se acumulen cada vez más problemas: “Nadie tiene una varita mágica, pero la perspectiva es mala".