Marc@ Royo

Manzana o Apple

Apple presenta el esperado iPhone 15, más sostenible y con un toque 'europeo'

Largas colas en la tienda Apple de Barcelona por el nuevo iPhone 15

El director ejecutivo de Apple, Tim Cook, en la presentación del nuevo iPhone 15.

El director ejecutivo de Apple, Tim Cook, en la presentación del nuevo iPhone 15. / David Paul Morris / Bloomberg

Marta Royo Espinet

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A mí, seguramente, no se me habría ocurrido nunca poner el nombvre de una fruta. De hecho, cuando monté mi consultoría de publicidad, Mosaiking Comunicación, busqué un nombre evocativo. Al ser pequeña y poco conocida en el mercado, quería que mi marca se identificara claramente con lo que ofrezco (haciendo un símil con un mosaico, que no es nada más que una obra elaborada con pequeñas piezas) y con el sector donde operaba (el de la comunicación).

Bien, volvamos a las frutas. Hace unos días, mi amiga Núria Zapater, publicista como yo, me llamó para comentar la última de Apple, el iPhone 15. No tanto para comentar el nuevo producto sino más bien la campaña de publicidad pensada para el lanzamiento. A raíz de la conversación, pensé que sería interesante que hablara de ello en la columna de octubre.

Vamos a ello! El 15 de septiembre —quisieron hacer coincidir el número—, Apple (la manzana americana) lanzaba al mercado su nuevo dispositivo móvil (sinceramente, no me atrevo a llamarle teléfono), el iPhone 15. Un aparato pequeño multifuncional que, además de tener muchas funciones sorprendentes, una es que permite hablar por teléfono.

Señores, en pleno siglo XXI y en plena era de la inteligencia artificial (ya no de la digitalización del mundo, pues eso ya es antiguo), Apple nos vuelve a sorprender con una máquina perfecta tecnológicamente hablando. Y no solo con el producto, sino, y sobre todo, con su comunicación. Con la magia de siempre. Esta vez, con varita incluida. 

El día de la presentación mundial, Apple inició el evento del nuevo dispositivo con una clase magistral inesperada en forma de 'storytelling'. Un homenaje a una de las habilidades más efectivas del mito Steve Jobs.

Apple, quizás más que ninguna otra empresa, ha dominado el arte de explicar historias sobre cómo sus dispositivos afectan a la vida de las personas. Se ha convertido en la esencia del lanzamiento de sus nuevos productos. La película (los publicistas, cuando un 'spot' nos parece maravilloso, le llamamos película) nos explica cómo una serie de personas salvan la vida (hipotermia, infarto, accidente o convulsión) gracias a su iPhone 15 y celebran el cumpleaós que no habrían podido celebrar sin el iPhone 15. En términos económicos, el coste de oportunidad (la diferencia entre el valor de la opción escogida y el valor de la mejor opción no realizada) de esta gente de no haber tenido el iPhone 15 habría sido la muerte. Lo que Apple ofrece no son características aspiracionales que suenen bien sobre el papel. Funcionan y, por lo tanto, hoy hay personas reales vivas que muy probablemente no estarían si no hubieran llevado encima un iPhone 15.

El iPhone 15 como un canal de comunicación increíblemente eficaz; tanto, que te puede salvar la vida cuando, hasta ahora, salvar vidas era territorio de las farmacéuticas y de la medicina. Una nueva manera de comunicar que a menudo está al alcance de los grandes, de aquellos que tienen la capacidad de detectar oportunidades, pero también deben tener la capacidad de producir el producto o servicio que satisfaga aquellas oportunidades detectadas. Un tipo de comunicación emocionalmente punzante que, quizá para algunos, incluso puede ser manipuladora y morbosa. 

Apple cree de verdad (no son características que quedan bien encima del papel, no es humo) que uno de sus beneficios es el de salvar vidas, y lo dice de una manera muy clara y honesta. Apple considera que estas funciones son parte imprescindible para ofrecer tranquilidad a la gente, y sigue pensando que la mejor manera de llegar a ellas es mediante la experiencia.

Si yo fuera Apple también me encantaría poder hacer comunicación de máximos con un punto de controversia y abierta al debate. Estirando el mensaje. Llegando al punto álgido para decidirte por su marca en vez de hacerlo por otra. Por descontado que el equilibrio es delicado, pero es que Apple es Apple. ¿Cuántas marcas intentan conectar con las emociones y no lo consiguen? Muchas, muchísimas, demasiadas. Marcas que invierten recursos en el producto y no en la comunicación. O que hacen una comunicación vacía, sin tener en cuenta sus valores y cómo conectarlos con su audiencia. 

El arte de explicar historias, el arte de emocionar, el arte de cambiar comportamientos, este es el arte de una gran marca. Porque no nos olvidemos de que una marca bien construida es una marca que enamora, y una marca que enamora, como Apple, es una obra de arte.

En resumen, quizás nuestra marca no será nunca Apple, pero un buen 'storytelling' es una manera buena y eficaz de llegar al consumidor. Tanto si vendemos manzanas como calcetines o servicios de arquitectura. Tanto si fabricamos productos como si creamos servicios que funcionen, también (y sobre todo) seamos creativos a la hora de difundirlos. Vayamos directamente al corazón del consumidor. Las personas estamos hechas de historias. Las grandes marcas, también. La manzana americana es un claro ejemplo de ello. 

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