Educación

Comedor escolar: no lo estamos haciendo bien

El sistema de becas comedor de nuestro país tiene muchas carencias y demasiadas diferencias territoriales

Comedor escolar

Comedor escolar / Josep García

Pilar Orenes

Pilar Orenes

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Subidas continuas del precio, familias que empiezan el curso sin saber si tienen beca ni de cuánto, comedores que iban a ser gratuitos y finalmente no lo son… España empieza el curso con un millón de niños y niñas en situación de pobreza sin ayudas públicas para ir al comedor escolar. El segundo país con más pobreza infantil de la UE, solo detrás de Rumanía, no garantiza a la infancia más vulnerable la que puede ser su única comida completa y nutritiva al día, mermando así su capacidad de aprendizaje y crecimiento. Honestamente, no lo estamos haciendo bien.

No hay comedor escolar en todos los colegios, ni plazas para todo el alumnado. Pero, además, el sistema de becas comedor de nuestro país tiene muchas carencias y demasiadas diferencias territoriales. En muchas comunidades autónomas hay familias que viven por debajo del umbral de pobreza sin derecho a ningún tipo de ayuda para acceder a este servicio. El umbral de pobreza en España es de 20.024 euros anuales, pero, aunque parezca increíble, cada región establece la renta mínima para tener beca comedor según sus propios criterios.

En Murcia, por ejemplo, una familia de cuatro miembros tiene que cobrar menos de 8.406 euros anuales para optar a beca. Y en Aragón, 13.896 euros anuales. En la Comunidad de Madrid, la cifra es de 17.040 euros anuales, pero con esos ingresos solo te dan el 40% de la beca; para recibir el 80%, bajan a 12.000 euros anuales; nunca dan becas al 100%.

En cinco comunidades hay otro obstáculo que no es menor. Resulta que las familias en desventaja económica solo pueden acceder a una parte de la beca. Como ya hemos dicho, la Comunidad de Madrid es una de ellas, luego están Baleares, Cantabria, La Rioja y Navarra. Allí no dan nunca el 100%, solo financian una parte del coste, entre el 50% y el 80%. Tal como están los precios de la vivienda y de los alimentos, muchos hogares no pueden asumir el resto. Y desisten de pedir beca. Más complicado se pone todo si el precio del comedor escolar es muy elevado: Catalunya ocupa el puesto número uno, con 6,91 euros por día, por delante de Baleares, que está en 6,25 euros. Madrid lo subió recientemente a 5,5 y Andalucía, a 4,98. 

Para terminar de arreglarlo, en siete comunidades solo se da beca si hay presupuesto suficiente. Se trata de Aragón, Asturias, Baleares, Canarias, Castilla y León, Comunidad Valenciana y Murcia, donde el límite presupuestario obliga a establecer unos criterios de puntuación para ver quién las recibe, de manera que las familias acaban compitiendo.

Está clarísimo que los beneficios del comedor van más allá de una comida saludable al día. El espacio de mediodía es también un lugar seguro donde relacionarse, compartir y aprender. Los chicos y chicas que no pueden quedarse terminan comiendo solos en casa, y aumentan las probabilidades de que no vuelvan al cole por la tarde, incrementando el riesgo de absentismo escolar. 

Ha habido algunos progresos, por ejemplo, se han incrementado algunas partidas presupuestarias y se ha ampliado el número de becas. Si nos fijamos en los datos, las ayudas de comedor escolar al alumnado de infantil y obligatoria han incrementado dos puntos porcentuales este curso, pero seguimos en un triste 13%. Es insuficiente.

En realidad, nadie debería quedar fuera de este espacio que garantiza la igualdad de oportunidades. El acceso al comedor escolar debería formar parte del derecho a la educación y, por tanto, ser gratuito para todos los niños y niñas, independientemente de la situación económica de sus familias. Está claro que lo podemos hacer mucho mejor.