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Josep Oriol Pujol Humet

Josep Oriol Pujol Humet

Director general de la Fundació Pere Tarrés

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Necesitamos más profesionales de la educación y el trabajo social

Las notas de corte, superiores a 9 para acceder a los estudios en las universidades públicas, o la elevada inserción laboral son una prueba de la carencia de estos profesionales

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Barack Obama, durante su discurso de despedida en Chicago.

Barack Obama, durante su discurso de despedida en Chicago. / AP / PABLO MARTÍNEZ MONSIVAIS

La elevada inserción laboral, las inquietudes de los y las jóvenes, el progreso en la carrera profesional que les lleva a lugares de planificación y decisión... Estos son algunos de los motivos que están impulsando los estudios universitarios de educación social y trabajo social. Si hace unos años las carreras de derecho, medicina o ingeniería parecían los grandes hitos universitarios, hoy los grados de humanidades relativamente nuevos, como la educación social, se van consolidando por la necesidad de profesionales que atiendan a las necesidades de las personas. A pesar de que las entidades sociales reivindicamos más medios y conciencia a las administraciones, es obvio que el gasto público en el ámbito social se ha incrementado exponencialmente las últimas décadas. De forma parecida, empresas y familias comprometidas hacen aportaciones puntuales y periódicas en ONG y entidades sociales.

Las notas de corte, superiores a 9 para acceder a los estudios en las universidades públicas, o la elevada inserción laboral (el 90% de los graduados en educación social y trabajo social, en centros como la Facultad Pere Tarrés de la Universitat Ramon Llull, encuentran trabajo durante los seis meses posteriores a finalizar sus estudios) son una prueba de la carencia de estos profesionales. Profesionales que, en un futuro, lograrán lugares directivos en fundaciones y entidades sociales donde se sentirán realizados, tanto por la capacidad de iniciativa y aplicabilidad de lo que pudieron estudiar como por la conciencia de aportación al bien común y, en especial, a las personas más vulnerables. La evolución de la profesión, unida a la experiencia laboral, hace que, tanto dentro de la administración pública a nivel técnico y de responsabilidad como en el ámbito de las entidades sociales, los niveles de progreso profesional logrados sean cada vez más altos.

Probablemente es la anécdota, pero la trayectoria personal del expresidente de los Estados Unidos, Barack Obama, se inicia como organizador comunitario en Chicago, antes de graduarse en Columbia y en la Harvard Law School, hecho que le facilita dedicarse como abogado a los derechos civiles. Un ejemplo más que hoy los estudios en el ámbito social, además de una oportunidad de autorrealización y de transformación social, responden a una necesidad real de profesionales, con muy buenas perspectivas de inserción y de recorrido en cuanto a las oportunidades de ejercicio, tanto técnico como directivo.