Negociación de la investidura

Amnistía, pero para todos

La amnistía también debería alcanzar a Laura Borràs. Si amnistiamos a los responsables del ‘procés’, con más razón hemos de amnistiar al resto de delincuentes catalanes

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El secretario general de Junts, Jordi Turull; la presidenta de Junts, Laura Borràs y el líder del partido en el Parlament, Albert Batet, antes de que termine la votación de Junts, en las puertas de la sede de la formación.

El secretario general de Junts, Jordi Turull; la presidenta de Junts, Laura Borràs y el líder del partido en el Parlament, Albert Batet, antes de que termine la votación de Junts, en las puertas de la sede de la formación. / David Zorrakino / Europa Press

Albert Soler

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Esta vez, JuntsxPerdón o como se llamen hoy llevan toda la razón, la amnistía también debería alcanzar a Laura Borràs. De hecho, la amnistía tendría que alcanzar a todos los catalanes con todos sus delitos, debería ser un nuevo café para todos, esta vez café para malhechores. Si vamos a perdonar a quienes malversaron, violaron la Constitución y el Estatut y destrozaron la convivencia en Catalunya, bien podemos pasar por alto que la Borràs beneficiara a un amiguete desde la dirección de un chiringuito catalán, las amigas están para eso. La buena mujer solamente puso en peligro unos dineros de todos los catalanes, mientras que el Vivales y compañía nos pusieron en peligro a todos. Si amnistiamos a los responsables del ‘procés’, con más razón hemos de amnistiar al resto de delincuentes catalanes, incluidos violadores, cacos, proxenetas, acosadores, estafadores e infractores de tráfico, entre los cuales me cuento. Si Pedro Sánchez quiere solucionar lo que él llama “conflicto catalán” por no llamarle “me faltan unos cuantos votos”, que nos amnistíe a todos, empezando por anular la multa por exceso de velocidad que me llegó hace unos días.

España es un país de honda tradición cristiana, y el perdón es la máxima expresión de esta doctrina. Si encima sirve para mantenerse en el poder, sus beneficios serán materiales además de espirituales. Una amnistía general, con todos los presos catalanes fuera de las cárceles (y todas las multas anuladas, no olvidemos eso), Laura Borràs restituida en su cargo, los Pujol nombrados familia modelo, el Vaquilla póstumamente homenajeado y el Vivales campando libremente, es lo menos que se puede pedir al Gobierno español. Pelillos a la mar y Sánchez a la Moncloa.

Ni Laura Borràs ni yo, ni tampoco mi vecina del entresuelo, la que se quedó con las joyas de la anciana que cuidaba, vamos a consentir que se perdone a los mayores delincuentes y no a nosotros, simples aprendices. O jugamos todos o rompemos la baraja. Es el momento de que Pedro Sánchez demuestre su amplitud de miras, aunque sea a cambio de unos votos. O amnistía general, o nuevas elecciones. Hay que ser tolerantes, aunque sea a costa de convertir el país en una gigantesca casa de tolerancia.

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