Gárgolas

Empúries y los esclavos

En pocos sitios como estos percibes con tanta claridad la relación entre el dolor del esfuerzo inhumano y la contemplación de la belleza

El yacimiento de Empúries: sus 150.000 visitantes son una cifra que se considera claramente insuficiente.

El yacimiento de Empúries: sus 150.000 visitantes son una cifra que se considera claramente insuficiente.

Josep Maria Fonalleras

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En Sicilia, en Siracusa, hay muchas 'latomías', grutas artificiales hechas por los humanos que tanto servían de cantera como de cárcel. Una de ellas es la Oreja de Dionisio. Caravaggio la bautizó así por la fenomenal acústica de la cueva y porque dicen que el tirano se acercaba a la entrada, que tiene forma de pabellón auditivo, para escuchar los murmullos de los esclavos que estaban allí encerrados, que trabajaban y, fatalmente, morían allí. Ahora, por supuesto, es un atractivo turístico, pero en un tiempo fue instrumento de tortura. Lo que parece una cueva natural fue una excavación hecha a mano en la piedra caliza, fruto del trabajo forzado de prisioneros que daban forma a su propio ataúd. Cerca de Siracusa, hay otras canteras que abastecieron los templos de Sagesta y Selinunte. En pocos sitios como estos percibes con tanta claridad la relación entre el dolor del esfuerzo inhumano y la contemplación de la belleza.

Más o menos en la misma época en que se 'construía' la Oreja de Dionisio, nacía el núcleo urbano de Empúries. Las excavaciones de las ruinas nacieron como un intento de construcción de la identidad catalana, a partir de los orígenes griegos, bajo la dirección de Prat de la Riba y Puig i Cadafalch. Luego, durante la Guerra Civil, la defensa de la costa paralizó los trabajos. En los primeros años del franquismo, fue 'gracias' a los batallones disciplinarios de prisioneros republicanos que las obras se reanudaron. Un libro espléndido de la Universidad de Barcelona, 'Esclaus a Empúries', de Francisco Gracia Alonso, cuenta su historia. Se detallan los nombres y condiciones lamentables en las que vivieron, entre 1940 y 1942, aquellos que fueron llamados a la fuerza “a revivir lo que moría, el alma de nuestra patria”, en palabras del falangista que fue director del museo. Desde 2021, un panel informativo en la muralla romana, fruto de la colaboración de los estudiosos, del Museu d'Arqueologia de Catalunya y del Memorial Democràtic, recuerda que la Empúries que hoy conocemos es también una herencia de ese episodio funesto. Pensemos en ello como pensamos en la Oreja de Dionisio.

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