Limón & vinagre

Núñez Feijóo y la levedad de la campaña

Si el expresidente de la Xunta de Galicia consigue llegar a La Moncloa, además de ganar las elecciones, nos descubrirá su auténtica razón de ser, estar y actuar

El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, al plató del cara a cara a Atresmedia

El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, al plató del cara a cara a Atresmedia / Andrea Zamorano

Josep Cuní

Josep Cuní

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“Aquel que quiere permanentemente llegar más alto tiene que contar con que algún día le invadirá el vértigo”. Milan Kundera. No fue el único. Desde los orígenes de la filosofía y la razón, otras voces advirtieron del riesgo que acompaña a la ambición. Tan cierto como que sin ella no hay progreso.  

A los políticos se les suele atribuir la lectura negativa de este deseo vehemente de conseguir el poder. Se justifican aludiendo a la necesidad de cambiar las cosas, de mejorar la situación, de trabajar por el bien común. Explicaciones que la oposición revertirá confrontando palabras con hechos. Ante el contraste, sucumben todos porque nadie aguanta su propio pasado. O según Kundera: “Todas las cosas y las personas aparecen disfrazadas”.  

Cuando se publicó 'La insoportable levedad del ser', mediados los ochenta, mostrar un ejemplar era signo de distinción. Intelectual, por supuesto. Es lo que tienen las corrientes que se escudan en el esnobismo profesado por cierto clasismo cultural de izquierdas: que se convierte en antesala del despotismo ilustrado. Si no citabas aquella novela, apenas eras nadie. Pero la densidad del texto en concreto así como la intensidad de la obra del genio literario fallecido esta semana instó a muchos a disimular que no habían pasado de unas páginas del ejemplar que exhibían en público. Tenemos unos referentes con mucho más sobaco que cerebro ilustrado. Esto no anula su éxito de ventas. Son más los títulos que decoran los estantes que los que enriquecen el conocimiento. Especialmente entre quienes nos representan o aspiran a hacerlo.

No hay que pedir a los candidatos más solvencia que la requerida a cualquiera de nuestros conocidos. Es sabido que una de las bases de su éxito es hacernos creer que son como uno de nosotros. Que salieron de una aldea o la ciudad suburbial con la humildad en la maleta y triunfaron en la capital manteniendo los mismos principios ahora exhibidos en twitter.

Esta clave electoral también sobrevoló el cara a cara del pasado lunes. Una reyerta que invirtió los términos falsamente lógicos de horas antes y que no tuvieron en cuenta que no hay rival menor, que un mal día lo tiene cualquiera, que es propio del lobo presentarse con piel de cordero o que no siempre es fácil zafarse de las falsedades o las medias verdades cuando estas ya han triunfado en el imaginario popular.

Alberto Núñez Feijóo (La Peroja, Ourense, 10 de setiembre de 1961) iba de prudente y ha salido combativo. Se le vendía tranquilo, pero camina impaciente porque las campañas son largas y pesadas especialmente cuando, como esta, hay que compaginarla con las consecuencias de la anterior y los pactos escoran el supuesto centrismo de su partido hacia el extremo de compañeros de antaño. Otro dilema resuelto por Kundera: "Allí donde habla el corazón, es de mala educación que la razón lo contradiga” 

Si el expresidente de la Xunta de Galicia consigue llegar a La Moncloa, además de ganar las elecciones, nos descubrirá su auténtica razón de ser, estar y actuar. Pero aun así, le condicionarán las circunstancias. No debe verlas tan claras cuando hace planear la duda, luego matizada, del voto por correo como también hizo Donald Trump en 2020. Falta aclarar si se trata solo de otro infundio de campaña o habla por conocimiento de causa de cuando presidió la entidad. 

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