Disturbios en Francia

La tragedia de las ‘banlieues’

Mientras en 2005 se declaró el estado de emergencia y el ministro del Interior, Nicolas Sarkozy, exculpó a la policía, ahora Emmanuel Macron calificó desde el primer día la muerte de Nahel de “inexplicable e inexcusable”.

Disturbios en Francia tras tiroteo policial mortal contra un adolescente

Disturbios en Francia tras tiroteo policial mortal contra un adolescente / Mohammed Badra

José A. Sorolla

José A. Sorolla

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En las 'banlieues' francesas, la historia se repite, pero nunca como farsa, siempre como tragedia. La actual explosión de violencia, en respuesta a la muerte del joven Nahel, de 17 años, por disparos a quemarropa de la policía, es una más de las que se han sucedido en los últimos 40 años. Los primeros disturbios de estas características se produjeron en el extrarradio de Lyón en 1979, proliferaron en la región lionesa en la década de los 80 y se extendieron a toda Francia en los años 90 y 2000.

Los disturbios más graves hasta los de ahora, que pueden llegar a superarlos, fueron los de 2005, desencadenados en Clichy-sous-Bois, al norte de París, por la muerte electrocutados de dos jóvenes perseguidos por la policía. Duraron tres semanas, afectaron a 200 localidades y obligaron a declarar el estado de emergencia, con un balance de cuatro muertos, 217 policías heridos, 9.193 coches quemados y 2.921 detenidos.

En el estallido actual, la del viernes al sábado fue la cuarta noche de violencia. Ha habido decenas de policías heridos, más de 3.000 detenidos y una violencia extrema, con fuegos artificiales lanzados contra los agentes para responder a las balas de goma y los gases lacrimógenos, innumerables saqueos en supermercados, restaurantes, farmacias, peluquerías, estancos, cajeros automáticos, gasolineras y comercios en muchas localidades, incluido el centro de París, además de ataques a bancos y edificios oficiales y centenares de vehículos (coches y autobuses) quemados.

La diferencia entre 2005 y 2023 es la distinta reacción política de las autoridades y de los partidos políticos. Mientras en 2005 se declaró el estado de emergencia y el ministro del Interior, Nicolas Sarkozy, exculpó a la policía, ahora Emmanuel Macron calificó desde el primer día la muerte de Nahel de “inexplicable e inexcusable”, se niega a implantar el estado de emergencia pedido por la derecha y la extrema derecha, y el policía autor de los disparos está detenido acusado de “homicidio voluntario”. En 2005, todos los partidos llamaron a la calma, a lo que ahora se niega La Francia Insumisa de Jean-Luc Mélenchon.

La distinta actitud de Macron no ha servido, sin embargo, para detener la revuelta, como tampoco han logrado desactivar las protestas los millones de francos y de euros invertidos en 40 años en políticas de vivienda fallidas, en renovaciones urbanas fracasadas, en la creación de zonas urbanas sensibles y en la educación en los suburbios, barrios empobrecidos, inseguros, en los que circula la droga, el paro es alto y las desigualdades inmensas.

Las causas son más profundas. El sociólogo Fabien Truong ha declarado a 'Le Monde' que “estos jóvenes creen que son controlados [por la policía] por lo que son y no por lo que hacen”. La mayoría no se sienten franceses porque no se les trata como tales. Un 80% de negros o árabes declaraban, en un informe del Defensor del Pueblo publicado en 2020, que fueron controlados por la policía entre 2012 y 2017 frente a un 16% del resto de la población. El problema es político, social e identitario.          

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