Ágora

Incomprensión lectora: ¿seguiremos escurriendo el bulto?

Una alumna de primaria, revisa sus deberes antes de entrar en clase.

Una alumna de primaria, revisa sus deberes antes de entrar en clase. / Ricard Cugat

Albert Corominas

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A finales de mayo se hizo público que, según un estudio sobre comprensión lectora (PIRLS, por sus siglas en inglés), el estudiantado catalán de cuarto de primaria está en la cola de España, solo por delante de Ceuta y Melilla, y en la de Europa, seguida por Turquía y la Bélgica francófona. Desde el anterior estudio, en España y en la OCDE ha habido un descenso general, pero la bajada en Catalunya lo duplica.

Esto no se refiere directamente a saber leer ni a la afición a la lectura, sino a no entender o no entender lo suficiente loque se lee. Un hecho, pues, muy alarmante.

Al Departament de Educació no le ha sorprendido: "En 2016 [datos conocidos en diciembre de 2017] estábamos en la franja baja de todas las comunidades y [...] el termómetro de las evaluaciones en competencias básicas nos indicaban un bajo rendimiento en lengua"; "por eso ya tenemos muchas iniciativas y esperamos presentar un plan de lectura en julio, junto al Departament de Cultura, basado en el impulso de las bibliotecas escolares".

¡Cinco años y medio han pasado desde que se conocieron los datos hasta la presentación del mencionado plan de lectura! Según la misma fuente, la causa es el aumento de la población inmigrante. Pero, ¿se ha hecho algo para corregir los efectos de esta posible causa? ¿Es la única?

No habrá indicaciones generales –"cada centro sabe qué tiene que hacer"–, pero sí un plan piloto: dotación de recursos para las bibliotecas de 50 centros y un plan de impulso para 200 más. Pero en Catalunya hay más de 1.700 escuelas públicas de educación primaria.

Otras voces han atribuido el mal resultado al uso inmoderado de las pantallas y han instado el Govern a organizar actividades de lectura en verano para el alumnado más vulnerable. Y se han publicado muchos artículos sobre la oposición entre papel y pantallas y sobre el placer de leer.

Analizar y cambiar de política

Está claro que se tiene que fomentar el gusto por la lectura, pero lo que se desprende del informe es la urgencia de conseguir que nuestro estudiantado entienda lo que lee, porque quien no entiende lo que lee, no puede aprender nada.

Para corregir esta situación hay que analizar las causas. Entre las cuales, seguramente, están la exaltación de la digitalización en la enseñanza, la mitificación de internet (no hay que saber nada, todo se puede encontrar en la red) y el desprestigio del libro de texto como instrumento de aprendizaje. Y también el fetichismo de la innovación en los métodos pedagógicos, con la confusión entre cambio y mejora, y la presión persistente para degradar la función del profesorado: desde la de enseñante a la de acompañante o 'coach'. Un profesorado desplazado por los programas, las actividades a cargo de representantes de entidades bancarias, de adalides de la inteligencia emocional o de personal de ventas de multinacionales de la digitalización.

Todo ello acaba relegando el conocimiento en favor de competencias blandas (trabajo en equipo, hablar en público...), entre las que se ve que no hay que entender lo que se lee.

Las promociones que suben, si no tienen conocimientos, quedarán inermes ante mentiras orquestadas y el país, sin gente competente (¡el famoso talento!), seguirá una cuesta abajo que inició ya hace tiempo. Este follón tiene responsables. Es necesario y urgente que lo dejen, y que las orientaciones pseudopedagógicas que hace años que corroen la enseñanza dejen paso a la promoción del conocimiento, las ganas de aprender, de comprender el mundo y de contribuir a cambiarlo.