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¿Qué influirá más en su voto el 23J?

A la espera de conocer los programas electorales, ¿serán estas las primeras elecciones donde el principal argumento de voto será cultural y social?

Comparecencia de Pedro Sánchez en el Congreso

Comparecencia de Pedro Sánchez en el Congreso / DAVID CASTRO

Martí Saballs Pons

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Que Vox haya repetido sus mejores resultados en los barrios del norte de Barcelona y en Pedralbes, que Xavier García Albiol haya arrasado en Badalona o que Aliança Catalana, un partido de nuevo cuño que supera todos los extremos, haya ganado en Ripoll, no es fruto de la casualidad. Tampoco lo es que Xavier Trias haya ganado en Barcelona gracias a muchos votos de vecinos no independentistas. O que en Santa Coloma de Gramenet la socialista Núria Parlon haya empequeñecido las ilusiones del diputado estrella de ERC, Gabriel Rufián, que quería arrebatarle el puesto. En L’Hospitalet de Llobregat, una historia municipal de éxito a lo largo de muchos años, seguirá rigiendo otra baronesa socialista, Núria Marín. Tampoco es casualidad.

Si los madrileños, de todo género, empleo e identidad, han vuelto a confiar en Isabel Díaz Ayuso no es porque favorezcan un neocapitalismo salvaje ni porque desconfíen de la sanidad pública. Si Andalucía, otrora granero rojo, es hoy de color azul del PP tampoco es fruto de la casualidad. Que Cs haya desaparecido del mapa político español y que Inés Arrimadas abandone la política cinco años y medio después de haber ganado las elecciones en Catalunya se debe a un sinfín de pasos en falso y mala estrategia.

De aquellos cuatro jóvenes líderes que debían cambiar el estilo de la política española e iniciar un proceso de regeneración, Albert Rivera, Pablo Iglesias, Pablo Casado y Pedro Sánchez, solo sigue en primera línea este último. Dependerá del voto de los ciudadanos si también estará completamente amortizado para la política española el 23 de julio a las once de la noche.

El margen de error de una encuesta razonablemente bien hecha sirve para justificar cualquier desviación final en los resultados. Hemos asistido a inútiles extrapolaciones de lo que podrían representar los resultados de las municipales en unas generales, donde el reparto por escaños es provincial y acorde con la ley d’Hondt. Habrá más encuestas y especulaciones. La única encuesta que sabemos que errará es la del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), presidido por José Félix Tezanos.

Una vez descontadas aquellas personas aferradas desde la cuna hasta la muerte por un dogma, unas siglas políticas heredadas de padres a hijos o una identidad nacional determinada, se vota acorde con el estado económico, social y cultural. La personalidad del líder o la lideresa, su carisma (o falta de él) puede influir a la hora de elegir, dependiendo del momento histórico. La arrogancia no vende bien. El PP y el PSOE han ganado y/o perdido siempre las elecciones generales por la economía, la corrupción o los atentados terroristas del 11-M de 2004.

A la espera de conocer los programas electorales, ¿serán estas las primeras elecciones donde el principal argumento de voto será cultural y social? ¿Influirá más a la hora de votar la legislación del alquiler de viviendas, la laxitud frente a la okupación, la ley del 'sí es sí' o la 'ley trans' que el nivel de deuda pública o el control de la inflación? 

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