Elecciones

La geometría variable de las municipales

La cultura del pacto y de gobiernos de coalición que en Europa llevan años ejerciendo se va imponiendo también en nuestro país. Lo importante son las políticas que se acaban aplicando para beneficio de la ciudadanía

Un elector deposita su voto en una urna.

Un elector deposita su voto en una urna. / EFE

Álex Ramos

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Estamos convocados a las urnas el 28 de mayo para decidir quién gobernará en todos y cada uno de los municipios de España y quién lo hará en 12 comunidades autónomas.

Durante más de 30 años nos habíamos acostumbrado en nuestro país a una cómoda dicotomía bipartidista. Hasta que, tras la profunda crisis económica mundial de 2008 y el grave desafío territorial de Catalunya, surgieron con fuerza nuevos actores de la llamada nueva política. Con la tierra abonada por las crisis económicas con sus derivadas sociales y la amenaza a la integridad territorial, irrumpieron en el tablero político español Ciutadans, Podemos y Vox.

Durante tres décadas, el bipartidismo campó a sus anchas en la política nacional, pero con la participación determinante de pequeñas organizaciones políticas de las mal llamadas minorías catalana y vasca. Estas acabarían dando las mayorías en el Congreso de los Diputados a cambio del “peix al cove” catalán y de transferencias al País Vasco. La ley electoral vigente sobredimensiona en el Congreso a estos partidos con circunscripción regional.

En la actualidad, la política se ha polarizado en bloques políticos confrontados, volviéndose al esquema clásico del bipartidismo, pero en este caso con un bibloquismo de alta tensión.

No obstante, en las próximas elecciones municipales del 28 de mayo se sigue una lógica y reglas diferentes a los comicios generales, pues los candidatos de los municipios pueden ser determinantes, abstrayéndose a veces de la polarización bloquista.

Tenemos el ejemplo cercano del Ayuntamiento de Barcelona, donde Jaume Collboni parece ser, de acuerdo con las múltiples encuestas, el candidato mejor posicionado para ser alcalde en la llamada geometría variable, pudiendo pactar con diversas fuerzas políticas. La cultura del pacto y de gobiernos de coalición que en Europa llevan años ejerciendo se va imponiendo también en nuestro país. Lo importante son las políticas que se acaban aplicando para beneficio de la ciudadanía.

Y ante este escenario, quien puede ser decisivo para conseguir la alcaldía es el candidato del PP, Daniel Sirera. Situación análoga a lo que podría ocurrir en Badalona con los candidatos del PP y del PSC, Xavier García-Albiol y Rubén Guijarro, respectivamente. Es decir, lo que hoy parece imposible que ocurra a nivel nacional en el Congreso de los Diputados puede ocurrir en los ayuntamientos mencionados y puede extrapolarse a otros consistorios catalanes.

Desde una perspectiva de sociedad civil constitucionalista esperamos que un porcentaje mayoritario de los catalanes estén gobernados desde ayuntamientos no nacionalistas. Aún tenemos en la memoria el desastre al que nos llevaron los señores Xavier Trias y Artur Mas trabajando al unísono por la fractura social desde cada lado de plaza Sant Jaume.

Esperamos y deseamos la máxima participación y representación democrática que legitime los resultados de las elecciones de forma clara, teniendo siempre en cuenta la obra política de cada cual en los últimos años.