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España y Catalunya en marcha atrás

El último documento del Cercle d’Economia subraya que durante los últimos 15 años se ha interrumpido la convergencia económica con Europa

Cercle d'Economia

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Joan Tapia

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Las notas de actualidad del Cercle d'Economia acostumbran a ser cortas y bien orientadas desde la visión de un núcleo plural que aspira, desde hace muchos años, a que Catalunya y España sean parte integrante y participante de Europa. Pero también pecan de 'diplomáticas'. Se trata de apuntar el buen camino, pero sin enervar demasiado a los partidos dominantes. Quizás sea obligado por el pluralismo de su junta directiva en la que, desde el primer momento, convivieron gente tan diversa como los empresarios Carles Ferrer Salat y Artur Suqué y economistas como Narcís Serra y Ernest Lluch que luego formaron parte del primer Gobierno socialista de Felipe González.

La última nota, en vísperas de unas elecciones municipales previas a las generales de diciembre, no rompe la tradición, pero -fruto quizás del debate interno de los últimos meses- quiere mojarse un poco más. Así se subrayan datos que pueden tomarse como un juicio de la evolución de España y Catalunya los últimos años. Los redactores de la nota -intuyo la mano del nuevo director, Miquel Nadal- no rematan el juicio, pero lo dejan intuir.

Sacando las conclusiones, en un tono menos 'diplomático', el Cercle viene a decir que en los últimos 15 años España -y aún más Catalunya- no han tenido una evolución económica positiva porque se ha roto la tendencia a la convergencia con Europa. Según uno de los principales parámetros del crecimiento y del nivel de vida -la renta per cápita- nos alejamos de Europa. Titular periodístico: España va mal -o no bien- y Catalunya, peor.

El Cercle levanta acta. España ha tardado 15 años en recuperar los niveles de renta per cápita de 2007, antes de la crisis financiera, y la distancia con los países de la zona euro ha aumentado. Si antes de la crisis nuestra renta per cápita era un 9% inferior a la europea, en 2022 estamos un 17% por debajo. Como en los ya lejanos mediados 90.

Y respecto a Catalunya los datos aún suenan peor. El nivel de renta per cápita en términos reales de 2021 ha sido muy parecido al de 2000. Con un agravante, aquel año la renta per cápita catalana era un 24% superior a la española y un 20% superior a la media de la UE, ahora estos porcentajes se han reducido al 17% y al 1%. Desde el inicio de siglo ha habido estancamiento del nivel de vida respecto a España y Europa.

¿Por qué? El Cercle habla de la baja productividad. Y la realidad es que durante la segunda legislatura de Zapatero, los seis años de Rajoy y los actuales de Sánchez -con independencia del color político, la coyuntura y el empleo- España se ha ido rezagando respecto a la UE. Y el Cercle da una pista al hablar del momento actual cuando dice que “la dinámica de polarización parlamentaria de los dos grandes partidos tiene consecuencias legislativas preocupantes, también en la implementación de una agenda reformista. El consenso es una garantía de política estable, su falta debilita al Estado”.

Vale, la gran crisis financiera lastimó a la sociedad española, pero además la falta de consenso entre el PP, el PSOE y el catalanismo -que había hecho de bisagra- se disparó. Crisis de 2008: culpable Zapatero. Ajustes de 2013: pecado mortal de Rajoy. Estatut de 2006: rompía España. Independencia: Catalunya tenía derecho, ya. El necesario pragmatismo de las decisiones políticas quedó bloqueado por estas exageraciones -a veces patrañas- que no podían dejar de tener negativas consecuencias. La polarización de 2022 y 2023 es suicida, pero el huevo de la serpiente es anterior.

Catalunya ha contribuido a desestabilizar España y en el intento se ha autolesionado. El Cercle cree que hoy la situación es mejor con un Govern de ERC que ha hecho un pacto transversal de presupuestos y con una oposición (Salvador Illa) nada fundamentalista. 

Y respecto a Barcelona remarca su resiliencia, pero lamenta la ruptura del pacto entre el ayuntamiento y el sector privado (no menciona al Estado) que fue la clave de muchos éxitos como los Juegos del 92. ¿Puede recuperarse esa alianza si de las elecciones del domingo sale una alcaldía menos ideologizada?

Es posible que el Cercle no haya llegado -o no haya querido llegar- a estas conclusiones. En todo caso, es lo que me ha sugerido su último documento. A leer.

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