610,8 km

De paseo por el centro de Madrid

Puerta del Sol

Puerta del Sol / David Castro

Martí Saballs Pons

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Todos los días, a partir de las 7.30, hasta un centenar de personas empiezan a acumularse haciendo cola para poder alimentarse en el comedor Ave María, en pleno centro de Madrid. Allí se unen la plaza de Jacinto Benavente con la calle del Doctor Cortezo, donde tiene su sede el museo de las Ilusiones. Al lado se encuentran los cines Ideal, salas históricas donde aún pueden verse películas en versión original subtitulada; enfrente, el Teatro Calderón, que exhibe estos días el musical 'La historia interminable'. En esa plaza desemboca la calle de la Cruz, una de las más sucias de España.

A estas horas de la mañana, en esa calle y sus aledaños, el olor a orín se aferra pegajoso al olfato. Al andar, hay que sortear a saltitos la basura que, de cualquier forma y color, se acumula tras una noche que ha debido de ser más que apasionante en los clubes nocturnos que intercambian hospitalidad, puerta con puerta, con los hoteles que reciben a turistas de medio mundo. A estas horas de la mañana, personas sin techo siguen durmiendo en el perímetro de la plaza, una escena que se repite en la calle de Atocha, que desemboca en la cercana plaza Mayor. En esta preciosa plaza aún deben servir un estupendo café con leche según difundió la ex alcaldesa Ana Botella en la presentación de Madrid como candidata olímpica en Buenos Aires, Argentina. Una candidatura que ha pasado a mejor vida.

Desigualdad

La calle de la Cruz une la sórdida plaza de Jacinto Benavente con la esplendorosa plaza de Canalejas, uno de los centros del lujo de la capital de España, lugar de marcas de moda de precios estratosféricos y donde tiene su sede el Hotel Four Seasons. En cien metros pasamos del olor a orín al olor a colonia, de la basura desperdigada por toda la calle a aceras brillantes y limpias. No hay indigentes en Canalejas. Empieza otro mundo que se extiende por las cercanas y bien remodeladas calle de Alcalá y la Gran Vía.

Los contrastes y las desigualdades se han acentuado en Madrid, capital del mundo hispano, como ha ocurrido en tantas otras grandes ciudades del planeta. Del maravilloso parque del Retiro, que en las primeras horas del amanecer es un paraíso de paseantes y corredores, el barrio de los Jerónimos y el de Justicia, hasta la horrorosa Puerta del Sol, de nuevo reformada por algún infame urbanista, amante del cemento y del mal gusto, hay para todo.

Allí donde empieza el kilómetro cero de España, a 610,8 kilómetros de plaza de Catalunya de Barcelona, se ha erigido la plaza más horripilante de Europa. Allí tiene su sede la presidencia de la comunidad autónoma en la que seguirá preparando su desembarco en la política nacional doña Isabel Díaz Ayuso una vez arrase en las elecciones del 28 de mayo. En ese futuro brillante que espera a la presidenta madrileña dentro del PP solo tendrá una alternativa, el presidente de la Junta de Andalucía, el barcelonés -nació en la capital catalana- don Juanma Moreno Bonilla. El gallego don Alberto Núñez Feijóo vive pendiente de lo que vaya a ocurrir electoralmente en Valencia y Aragón para saber lo segura que está su silla.

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