APUNTE

Florentino, la obra que viene por Mónica Marchante

El City de Guardiola aplastó al Madrid (4-0) y llega a la final de Copa

Así torturó Guardiola al Madrid: relato táctico y emocional de la revancha perfecta

Mónica Marchante.

Mónica Marchante. / El Periódico

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Ataca el Manchester City a nuestra izquierda, en la tribuna de comentaristas, ya en segundo tiempo. "¡Down, down!" gritan desde atrás unos cuantos seguidores citizens exigiendo a los narradores y comentaristas que transmiten el partido para Movistar + que se sienten, en vez de narrar de pie. No quieren perderse ni un centímetro de esa banda por la que Grealish sube y baja sin descanso desplegando su fútbol bien cerquita de Pep, el arquitecto de un equipo que anuncia una supremacía estable en el fútbol europeo.

Unas tres horas antes, en el ascensor del hotel de Manchester donde se aloja el Real Madrid, el entrenador que ha dirigido al equipo más poderoso de Europa hasta este miércoles, Carlo Ancelotti, intenta nervioso apretar el botón de la segunda planta. Le esperan los futbolistas que han marcado una época en la Champions League para la última charla antes de la batalla. "In bocca al lupo" ( en la boca del lobo) le digo deseándole suerte en su idioma. La cábala italiana incluye la respuesta de agradecimiento "crepi il lupo" (muera el lobo), pero Carlo responde otra cosa: "¡ahora mismo me late muy fuerte el corazón!".

El legado de Pep

Exactamente eso es lo que les sucede en la tribuna del Etihad a esos aficionados que no cumplen ya los 60 años, y que, como Pep, lo están gozando. No es una olla a presión precisamente ese estadio, aunque nunca antes vi tanto corazón disfrutando agradecido en la grada. Observando a esos hombres con los ojos bien abiertos mientras su equipo borra del mapa al vigente campeón, cobra sentido la frase de Guardiola en la previa "mi legado es que se lo han pasado de puta madre durante estos años".

Pasarán cosas en el Real Madrid, un equipo que merece ser despedido con todos los honores, por ganarlo todo y porque superó sus propios límites el pasado año. Esta vez los milagros de Courtois no alcanzaron, y pese a que el guión oficial guillotinará a Ancelotti, el arquitecto Florentino tiene que quitarse el casco de la obra del Bernabéu y encontrar nuevos materiales para competir como hasta ahora. Hay trabajo por delante, sustituir a Modric, Kroos o Benzema va a costar mucho más que levantar el nuevo estadio.

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