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Jordi Hereu
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Gobernanza urbana en la era de la digitalización

Superar la cultura del desacuerdo y el uso del Big Data en la toma de decisiones al servicio de la ciudadanía son claves para una gestión municipal exitosa

El último pleno del mandato en Barcelona

El último pleno del mandato en Barcelona / MANU MITRU

Los escudos de los gremios adornan el pavimento del Saló de Cent del Ayuntamiento de Barcelona. No están aislados, sino que acompañan al propio emblema de la ciudad, poniendo de relieve el papel de los gremios desde hace siglos en el consistorio. Por aquel entonces no existía el concepto de 'gobernanza' –que surgió en la década de los 80 como fórmula para definir nuevas estructuras de cooperación entre el sector público, el privado y el denominado 'tercer sector'–, pero de una forma más primitiva que la actual, los agentes sociales ya estaban involucrados en el proyecto de la ciudad.

Así, Barcelona expresa desde hace siglos esta práctica de gobernanza, pero no es la única. Actualmente, las ciudades más competitivas y atractivas son precisamente aquellas que se basan en un modelo de gobernanza urbana integrada junto con los agentes sociales, educativos, culturales, vecinales y empresariales que representan a la sociedad. Dicho de otra manera, a un consistorio no le basta con gobernar bien, sino que debe ser un líder relacional, capaz de cohesionar a todos los agentes sociales de la ciudad. Es por ello que, encontrándonos en la antesala de las elecciones de más de 8.000 municipios en España, es momento de plantearnos cuáles son las claves para una gobernanza urbana exitosa.

Liderazgos del consenso

En primer lugar, es fundamental superar la cultura del desacuerdo y el enfrentamiento. Aun siendo conscientes de que indudablemente aparecerán conflictos y dificultades, la gobernanza urbana necesita liderazgos del consenso. En este sentido, gobierno y agentes sociales deben contar no solo con un mismo rumbo claro y compartido, sino además con la voluntad de llegar a acuerdos. Solo así, de la gobernanza democrática saldrán decisiones que se convertirán en realidades, que, a su vez, irán dando forma a la transformación de la ciudad.

Otro elemento indispensable es contar con las herramientas adecuadas para planificar el desarrollo de la ciudad. Afortunadamente, la digitalización –gracias al uso de Big Data y la tecnología de 'machine learning'– ha abierto la puerta al uso de datos para tomar mejores decisiones al servicio de la calidad de vida de la ciudadanía. Hoy en día, a través de la medición de indicadores de todo tipo, somos capaces de plasmar la realidad de un municipio prácticamente en tiempo real.

Gracias a estas herramientas, los gestores municipales pueden evaluar o incluso realizar predicciones de todos los ámbitos de temática urbana (movilidad, mercado laboral, salud, sostenibilidad). Así, gracias a las nuevas tecnologías, tanto el sector público como el privado tienen a su alcance un enorme volumen de datos que se convierte en inteligencia para tomar decisiones políticas y sociales sobre una base científica.

Según la ONU, la mitad de la población mundial vive en la actualidad concentrada en urbes, una proporción que según las estimaciones seguirá aumentado. Esto convierte a las ciudades en las principales consumidoras de recursos (agua, energía, alimentación) y les confiere la gran responsabilidad de convertirse en palanca de la triple sostenibilidad ambiental, social y económica que el mundo necesita. Las metrópolis, que siempre se han caracterizado por ser espacios para las oportunidades y la prosperidad, se encuentran ante el desafío de convertirse en parte de la solución y no del problema. Para lograrlo, deberán seguir avanzando, apoyándose en un modelo de gobernanza urbana integrada con todos los agentes sociales.