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La lección del pacto salarial
Sorprende que la CEOE, CCOO y UGT hayan alcanzado un pacto salarial a tres años y los dos grandes partidos no hayan acordado nada en toda la legislatura
Joan Tapia
Presidente del Comité Editorial de EL PERIÓDICO.
El acuerdo entre la CEOE y los sindicatos UGT y CC.OO para el aumento de los salarios durante tres años (2023, 2024 y 2025) es relevante. Aleja la negativa conflictividad social en un momento económico incierto e indica que, tras el pacto de la reforma laboral, la concertación sigue viva. Y ello pese a los recientes desacuerdos sobre el salario mínimo y la creciente crispación política.
El pacto fija una subida indicativa (no forzosa) del 4% en los salarios del 2023 y del 3% en el 2024 y 2025, con una corrección al alza del 1% si el IPC supera dichas cifras. Los sindicatos lograrán así aumentos superiores a los negociados en convenio este año (3,03%) y se cubren, con un 1%, de perder poder adquisitivo si la inflación supera el 4%. Es un acuerdo que en principio asegura que los salarios no perderán poder de compra en tres años, aunque a cambio olvidan la devaluación salarial del 2022 que según la OCDE alcanzó el 5,3%.
Sensatez
Los empresarios se escapan de la polémica del 2022, pero aceptan unas subidas salariales razonables, de acuerdo con el IPC previsto, y flexibilizan su férrea oposición a las cláusulas de revisión asumiendo lo del 1%, que hace posible el pacto y no es ninguna barbaridad. Además, tomarán sus decisiones con un horizonte con menos incógnitas y sin conflictividad.
Antonio Garamendi, Unai Sordo y Pepe Álvarez han dado una gran muestra de sensatez al renunciar a sus posiciones máximas, lo que –salvo nuevos imprevistos desagradables– impulsará la economía y el bienestar social. Merecen un aplauso. Y su acuerdo contrasta con la actitud de los dos grandes partidos que pese a compartir –digan lo que digan– el consenso europeo, no han sabido pactar nada durante la legislatura. Lo peor es que no han cumplido la obligación constitucional de renovar el Consejo del Poder Judicial y así el Tribunal Supremo, institución clave, funciona con 22 vacantes de sus 79 magistrados.
Sánchez y Feijóo deberían copiar algo la voluntad de pacto de patronal y sindicatos.
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