Monarquía británica

Carlos III y su vocación de permanecer detenido en el tiempo

La gran pregunta es si todo puede seguir igual para el clan de los Windsor bajo el reinado de Carlos III, que ha tomado el testigo de una reina cuya popularidad blindó la corona de sus escándalos

Carlos Carnicero Urabayen

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Las monarquías son de otro mundo, pero permanecen hoy en día encapsuladas en liturgias de otras épocas entre los países más avanzados con una fortaleza a prueba de escándalos de todo tipo. La monarquía británica – bajo el foco estos días con la cuenta atrás para la celebración de la coronación de Carlos III el 6 de mayo– destaca especialmente por su abrazo de la tradición, como muestra la 'Piedra de la Coronación', una roca de 152 kilos que se usa en este tipo de ceremonias desde hace 700 años.

Los tiempos en el espacio público son hoy en día pura aceleración, márketing con forma de tuits o ideas más o menos vacías con vocación de arañar un instante la atención del público. La monarquía británica tiene sus propios tiempos: han pasado siete meses desde que el fallecimiento de Isabel II pusiera la jefatura de Estado británico –y de otros 14 países de la Commonwealth- en manos de su primogénito y justamente ahora se celebrará la ceremonia de coronación. 

Incluso la edad del coronado parece ajena a este mundo: mientras los franceses han tomado la calle contra Macron porque quiere obligarles a trabajar hasta los 64, a Carlos III le ha llegado el gran momento profesional de su vida a los 74. Isabel II reinó hasta los 96 años, dotada de esa capacidad de ofrecer un abrazo estático a los británicos frente a cambios de todo tipo.

La gran pregunta es si todo puede seguir igual para el clan de los Windsor bajo el reinado de Carlos III, que ha tomado el testigo de una reina cuya popularidad blindó la corona de sus escándalos. El más reciente tiene que ver con el exilio californiano del príncipe Harry y Meghan Markle y las acusaciones de la pareja sobre el racismo en la corona, difundidas por una autobiografía sin caretas de Harry y una serie de Netflix. 

Otros escándalos no tan recientes todavía colean. El Príncipe Andrew, hermano del rey, permanece alejado de sus funciones públicas desde noviembre de 2019, salpicado por su controvertida amistad con Jeffrey Epstein, el financiero al frente de una red detráfico y abuso sexual de menores. Nuevas revelaciones sobre su pasado podrían añadir sombras al recién iniciado reinado de Carlos III.

Respaldo de los británicos

Une encuesta reciente elaborada por You Gov muestra el amplio respaldo de los británicos hacia la monarquía. Un 58% prefiere esta forma de jefatura de Estado frente al 26% favorecedor de una forma de elección democrática. Otra encuesta (de la casa Ipsos) muestra a un 49% de británicos convencidos de que Carlos III está haciendo un buen trabajo, frente a un escaso 6% que piensa lo contrario.Conozco a más de un político democrático que moriría por esos datos.

Si acercamos la lupa, en cambio, los datos brillan algo menos. Las generaciones más jóvenes están particularmente desenganchadas. Si bien los mayores de 65 apoyan abrumadoramente la monarquía, solamente un 34% en la franja de los 18 a 24 añosapoya la corona, frente a un 38% en favor de una forma de elección directa para el jefe del Estado.

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