El 'no' de París al patinete

El uso de patinetes eléctricos es creciente. Y controvertido. París es siempre París y por eso es relevante el referéndum del pasado domingo en el que se votó la prohibición de los patinetes de alquiler: unos 15.000, de tres operadores privados (con 800 empleos) que pagan a la ciudad 950.000 euros al año.

La alcaldesa socialista, Anne Hidalgo, que no está en buen momento (en la primera vuelta de las presidenciales del 2022 fue eliminada con el 2% de los votos) quiere alentar la participación ciudadana y organizó el referéndum que desea extender a otros asuntos ciudadanos. El resultado fue rotundo. El 89% de los votantes (103.000) lo hizo en contra del patinete y la mayoría fue aplastante en todos los distritos de París. Hidalgo lo califica de éxito y el 89%, y las colas en los colegios electorales, así lo indican. Sí, 103.000 votos son muchos, pero también solo el 8% del censo electoral. ¿Quien no va no cuenta?

Los referendos son muy discutidos. Y cuando son decisivos en asuntos graves que fracturan a la sociedad tienen riesgos. El de Escocia -no a la independencia- no ha resuelto el problema. Y el del Bréxit, el de la salida de Gran Bretaña de la UE, es hoy lamentado por la mayoría de la población. Tarde para rectificar.

En cambio, en asuntos locales y reversibles -normales en Suiza y algunos estados americanos- son más interesantes. En Barcelona el alcalde Hereu convocó hace 13 años uno sobre el tranvía por la Diagonal. Y en sus 8 años la alcaldesa Colau, que tanto dice escuchar a la gente, podía haber hecho alguno sobre los patinetes, el cierre dominical de Major de Gracia o alguna 'Illa' salvadora… ¿Por qué no consultar a los vecinos? Quizás crea que Janet Sanz y los urbanistas municipales -que no coinciden con los de la oposición- son infalibles.

Eso sí, para ser válido, pasar de consultivo a decisivo, debería haber un suelo de participación. El 8% no podría prohibir la circulación, dirección Urquinaona, de la Via Laietana. Pensémoslo.

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