NEWSLETTER

¿A dónde fue el dinero de Negreira?

Enríquez Negreira

Enríquez Negreira

Albert Sáez

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Uno de los políticos más astutos que he conocido en mi vida, el que fuera arzobispo de Barcelona, el cardenal Narcís Jubany, solía decir que quien no lo sabe todo, no sabe nada. Tras algunas semanas de filtraciones sesgadas de las investigaciones por los pagos del Barça al árbitro José Enríquez Negreira y a su hijoJesús G. Albalat y Albert Guasch llevan dos días sumergidos en miles de folios de atestados y declaraciones que indican hacia otras direcciones de las apuntadas hasta ahora. De las primeras joyas que han extraído destacamos dos: la declaración íntegra del exárbitro en la que desmiente cualquier soborno a terceros y el informe sobre su operativa bancaria en el que se explica que sacó en efectivo de sus cuentas aproximadamente un 30% de lo que cobró del club. El destino de ese dinero es, sin duda, la clave principal del caso. Todo el mundo da por descontado que esa suma, más de dos millones de euros, fue a los colegiados que pitaban al Barça. Pero en las pesquisas se apunta a la posibilidad de que volviera al club. Una especie de economía circular para conseguir efectivo de las arcas del club pasando por la lavadora de los supuestos servicios de Negreira. Una interesante pista a seguir si de verdad se quiere aclarar lo ocurrido y no solo empozoñar al club. Más cuando estamos viendo que los cuatro presidentes implicados salen al unísono a negar cualquier forma de corrupción y prefieren pasar por unos lerdos que pagaban sin preguntar para qué. Aquí la declaración de Bartomeu haciendo creer al juez que no conocía a un proveedor de 35.000 euros al mes. Curioso.

El caso Negreira está carcomiendo al Barça por mucho que los resultados del equipo lo estén edulcorando. Laporta, Bartomeu, Rosell y Gaspart sacan el argumentario habitual de los políticos en casos de corrupción: aluden a la campaña en contra y amenazan con tirar de la manta. Recuerdan aquella frase de Pujol sobre la rama que cae y arrastra a todas las demás. En la era de la transparencia, este tipo de argumentarios no hacen más que inculpar a los que se quieren exculpar. La mejor manera de no sufrir campañas de desprestigio es llevar la ropa interior bien limpia. El Barça tenía una ventaja competitiva porque era un club con propósito. Y eso se está perdiendo por el silencio clamoroso de los últimos cuatro presidentes que prefieren pasar por idiotas que contar lo que ocurrió.  

Suscríbete para seguir leyendo