El otro tripartito viable y parejas imposibles

El president Pere Aragonès llegó tarde y la ministra de Ciencia e Innovación, Diana Morant, se fue pronto. Tienen buena relación y buscaron el encuentro, pero fue imposible. El primero venía de un acto en el Palau de la Música y a la segunda le esperaba un AVE en Sants. Bueno, no le esperaba. Ahora los trenes ya no esperan a los ministros como ocurría antaño.

Sucedió en los inicios de los Premios Empresa de l’Any de El Periódico, que reunió este lunes cerca de 300 empresarios. Quien llegó puntual, lo pasó bien y estuvo elegante en su discurso electoralista fue Ada Colau. La alcaldesa conversó largo y tendido con el presidente del Banco de Sabadell, Josep Oliu. No nacerá entre ellos un idilio, pero su conversación pública, amena y cordial demuestra que en Barcelona es posible el diálogo entre personas con pensamientos políticos distantes.

Así ha sido la gala de los premios Empresa de l'Any 2022

El siempre optimista Josep Sánchez Llibre, la incansable delegada del gobierno Maria Eugènia Gay, y el CEO del Sabadell, Cesar González Bueno, destacaban el buen ambiente que se respiraba en la Llotja del Mar. Al mismo tiempo, Jaume Guardiola, que ya tiene la agenda más repleta que cuando ejercía de CEO del banco, departía con Antoni Cañete y Salvador Illa.

Mientras, el presidente de Prensa Ibérica, Javier Moll, el president Aragonès, el empresario del año, Carlos Bertomeu -que realizó un sentido discurso-, y Marc Puig, premio a la Empresa del Año, mantenían una apasionada conversación políticoempresarial. Por cierto, el presidente y CEO de Puig fue valiente en su discurso público. Criticó a aquellas formaciones políticas que ponen trabas a los empresarios y reclamó más facilidades desde los sectores públicos. Una proclama que reiteró al día siguiente en un acto en el Cercle d’Economia, donde repasó su trayectoria al frente de Puig. Explicó también que uno de cada diez perfumes que compramos en las tiendas de todo el mundo son propiedad de Puig, que dan trabajo a más de 10.000 personas y que están presentes en 30 países. Pues eso, una empresa ejemplar.

El otro 'tripartito' a la vista

Otra prueba de afabilidad se vivió en la mesa de los alcaldables. Xavier Trias y Daniel Sirera se lo pasaron en grande. Tanto es así que ninguno negará durante la campaña la posibilidad de un pacto. O sea, un tripartito formado por Trias, Sirera y el PSC. Otra cosa es que lo permitan desde Bruselas y Génova. Ernest Maragall, a quien siempre hay que escuchar, y Albert Batlle, que ocupó el puesto de un acatarrado Jaume Collboni, se sumaron a las especulaciones con Jordi Martí y Albert Batet. Es más, entre broma y broma, provocados por el empresario José Maria Xercavins y dando fe de ello la vicepresidenta de la Copa América, Aurora Catà, se habló abiertamente de acuerdos postelectorales y de lo que supondría que la CUP o VOX entren o se queden fuera.

Hizo su presentación en sociedad el presidente de Agroaliment, Artur Carulla Mas, también premiado. Empresario joven, preparado, arquitecto y tan discreto como su padre, tuvo que superar muchos controles internos para alcanzar la presidencia del holding familiar que dirige desde Londres. Compartió mesa con Rosa Tous, que además de vicepresidenta de Tous, es ahora también la presidenta de la Fundación Ampans. A su lado, el vicepresidente del Sabadell, Pedro Fontana; el presidente y el vicepresidente de Catalana Occidente, José Mª Serra y Hugo Serra; y el CEO de Prensa Ibérica, Aitor Moll. Y Usoa Arregui, cofundadora de Cambyo, una empresa de coaching y consultoría que como bien dice su nombre puede ayudarte a realizar un cambio en tu vida. Sin duda, más de un político y algún que otro empresario deberían llamar hoy mismo a Cambyo.

Aragonès, como Pujol

Abrió el acto la ministra con un largo parlamento y lo clausuró Pere Aragonès. Hubo quien dijo que el president había "colocado su discurso electoral". Por su parte, los más convergentes, parecían sentir rabia que Aragonès se asemeje cada día más a Jordi Pujol en el tono y en la forma de proferir sus discursos. Eso sí, a los suyos les caía la baba escuchándole. Lo cierto es que Aragonès se explica bien. Improvisa, no necesita papeles ni que le escriban los discursos, y sabe no extenderse en demasía. Dicho esto, la palabra independencia no se pronunció en toda la noche. Quizá por ello del buen ambiente que reinó durante toda la velada…

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