La política de las dimisiones

Isaías Táboas, presidente de Renfe

Isaías Táboas, presidente de Renfe / Activos

Álex Sàlmon

Álex Sàlmon

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La responsabilidad de Isaías Táboas, presidente saliente de Renfe, sobre las dimensiones de los trenes que no cabían por los túneles de las vías de Feve en Asturias es más que dudosa. Pero la política es así. Una comunicación que consigue reducirse tanto que resulta ridícula es una losa difícil de soportar. Lo más sencillo es cortar la cabeza a alguno de arriba, aunque no sea el culpable, y mostrar que, lo que parece no ocurrir nunca, pase. ¡Para casa!

Las polémicas con relación a los trenes Feve vienen de lejos. Es lo que tienen los trenes de vía estrecha. O así parece. Ya en el 2012, en época Zapatero, se llegaron a adquirir 28 convoyes que no tenían vías por donde circular. Aquello fue denunciado por la ministra Ana Pastor (PP) y llegó al Consejo de Estado sobre si debían pagarse.

En este caso el nivel de responsabilidad está más repartido. Las polémica afecta, además de a Renfe, que hizo el contrato, a Adif, que describió las medidas de los gálibos (el contorno de referencia para que un tren circule con seguridad), a la Agencia Estatal de Seguridad Ferroviaria que redactó la normativa publicada en el BOE, al Ministerio de Transportes que fue lento a la hora de buscar soluciones y hasta al Principado de Asturias que hizo como que aquello no iba con ellos.

Ante tanta irresponsabilidad resulta difícil establecer quién de verdad debe comerse el sapo que cinco administraciones tuvieron sobre la mesa. Por otro lado, y no solo por esta cuestión, la confianza entre dos personas que se conocen bien por su histórico paso por el PSC, la ministra Raquel Sánchez e Isaías Táboas, se había perdido. Así que se ha aprovechado una situación para aparentemente zanjar un situación que comenzaba a escocer en Madrid, pero, sobre todo, en Asturias y Cantabria.

Lo curioso es que el sustituto sea Raül Blanco, una persona que tuvo que salir del Ministerio de Industria por la puerta trasera a causa de una cuestión de fondos europeos, del que tampoco era el máximo responsable. Da algo de rabia. Pero la política tiene estos bailes.

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