Gárgolas | Artículo de Josep Maria Fonalleras

Carnaval, carnaval

Muchos viven con la esperanza de que llegue de una vez el miércoles de ceniza (si es que saben qué demonios es el miércoles de ceniza) para volver a la normalidad previa a los días disfrazados

Todo lo necesario para disfrazarte de Miércoles Addams en estos carnavales

Todo lo necesario para disfrazarte de Miércoles Addams en estos carnavales

Josep Maria Fonalleras

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Hay personas a las que les gusta mucho disfrazarse. No es una cuestión cultural ni genética. No tiene que ver con la tradición de tu pueblo, que arrastras desde que naciste, ni con un padre que se disfrazara cuando tú eras pequeño. Mi hermano se entrega con pasión al rito de un fregolismo persistente y yo soy más bien agnóstico en la materia, aunque el padre de ambos, que era el mismo, tenía brotes esporádicos de transformismo. Va como va. Ahora llega el carnaval y, pues, los días de desenfreno en los que los amantes de los disfraces campan alegres y despreocupados al son de la charanga. Excepto los casos en los que ya hace tiempo que las comparsas preparan el atuendo adecuado y las carrozas engalanadas, hay personas que eligen al personaje a última hora. A ver qué encuentran en algún baúl polvoriento o ver qué novedad hay en las tiendas de fiesta y de broma. Parece ser que Miércoles Addams será uno de los disfraces estrella del año. Con un buen maquillaje gótico, básicamente una combinación experta de blancos y negros, puede funcionar. Y parece que también tendrá salida el de un famoso asesino en serie (mono naranja de presidiario; gafas pop, también anaranjadas; peluca rubia y esposas), aunque, francamente, ir todo el día esposado creo que debe ser algo incómodo. Ahora entiendo esos bandos de hace un siglo en los que las autoridades prohibían el disfraz para evitar malentendidos entre los ciudadanos.

En otro orden de cosas, están los carnavales escolares, aquel suplicio anual al que deben enfrentarse padres y madres que reciben la notificación estricta del rey Carnestoltes sobre la indumentaria que deberá llevar el hijo o hija para un correcto funcionamiento de la rúa de la clase. Sin llegar a los límites de esa madre desconhortada y vegana que clama al cielo porque su hija tendrá que ir de pescador, muchos viven con la esperanza de que llegue de una vez el miércoles de ceniza (si es que saben qué demonios es el miércoles de ceniza) para volver a la normalidad previa a los días disfrazados.

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