Artículo de Valeria Milara Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos

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En el terreno musical siempre ha habido un postureo contra lo llamado “marginal” y lo “comercial” que genera que la gente sea cada vez más inculta

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Los Chichos.

Los Chichos.

Un día me preguntaron si era calurosa o friolera y dije que las dos cosas. Me contestaron que o una o la otra. Pues no. En general, soy de amplio espectro en gustos, y con respecto a la música, con lo que más. No tengo prejuicios. Y aunque suene al revés, el no vetar a nadie hace que te encasillen. Me explico.

Siempre he dicho que me gustan los Chichos y los Chunguitos y cualquier tipo de sonido llamado 'quinqui', pues eran bandas sonoras del cine de una época y siempre sonaban en la discoteca de mi pueblo en verano. El segundo de estos grupos, los sobrinos del gran cantaor Porrina de Badajoz, fueron a un modernísimo y prestigioso programa de televisión que se llamaba ‘La edad de oro”. Ahí presentaron a sus hermanas, las Azúcar Moreno. Todo muy vanguardista y ochentero.

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Pero claro, fuera de esos ambientes, esta música pasó a verse de segunda. A mí me da igual. Me sé los 40 éxitos de los Chichos y los 40 de los Chunguitos y diferencio a un grupo de otro con los primeros compases de un tema. Y a mucha honra. Con la misma que me gustan Concha Buika, New Order o Travis Birds. Pero, aunque diga 50 nombres más, como me gustan los primeros seguiré siendo "subcultural”.

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Y me encanta serlo. Porque para mí ser “subcultural” es estar abierta a todo. Y estás encantada de entrevistar un día a un cantante que empieza, o a un grupo súper ventas como Camela, que llevan décadas en la brecha. Y quien diga que nunca ha escuchado el estribillo “escúchame, compréndelo, es imposible nuestro amor”, es porque está sordo o es un fantasma que está de cuerpo presente y ni siente ni padece.

En el terreno musical siempre ha habido un postureo contra lo llamado “marginal” y lo “comercial”, que genera que la gente sea cada vez más inculta. La inteligencia artificial selecciona lo que cree que te va a gustar y en esa ruta se pierde mucho. Por suerte, siempre nos quedará el gran programa de La 2 de TVE ‘Cachitos de Hierro y Cromo’, que es capaz de pasar de Lola Flores a Nina Hagen por corte y con maestría supina.