Ágora

20 de noviembre, día mundial de la infancia: "¡No me lo trago!"

4 de cada 10 niños de entre 6 y 12 años tienen obesidad o sobrepeso y en las casas de las familias con menos dinero el porcentaje es aún mayor

Cocinar con niños les transmite buenos hábitos alimentarios

Cocinar con niños les transmite buenos hábitos alimentarios

Susagna Escardíbul y Carles Xifra

Susagna Escardíbul y Carles Xifra

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Son las seis de la tarde y entre los dibujos animados de la tele veo unas galletas alucinantes con poderes energéticos sobrehumanos. Me dan ganas de devorarlas de inmediato. Sé que solo es un anuncio, pero me ha movido algo en el estómago y no puedo resistirme a abrir el armario de la cocina a ver qué encuentro.

Antes, me ha pasado por alto la bebida azucarada especialmente bien colocada sobre la mesa del 'gamer' que sigo en Youtube. Tampoco me he fijado en las diversas vallas publicitarias de camino a casa, ni en la máquina expendedora que hay en el insti, ni en los carteles de las tiendas y supermercados que estaban de paso.

Dicen que los niños y niñas estamos expuestos a una media de 5 anuncios diarios de comida y bebidas malsanas (Comisión Europea 2021): cereales y galletas con mucho azúcar, bollería industrial, bebidas energéticas y azucaradas, entre otros. Solo una pequeña parte son para anunciar las propiedades nutritivas de las frutas del tiempo, y siempre son anuncios más aburridos, sin superhéroes, sin regalos y sin dibujos de ningún tipo.

También me he enterado de que 4 de cada 10 niños de entre 6 y 12 años tenemos obesidad o sobrepeso (Encuesta de Salud de Catalunya 2022) y que en las casas de las familias con menos dinero el porcentaje es aún mayor. Al parecer, esta tendencia está en alza. Obviamente ya sé que hay meriendas y desayunos más saludables, pero hay que reconocer que no nos lo ponen nada fácil. No entiendo por qué se juega con nuestra salud.

Sí, la publicidad tiene una influencia clara en lo que comemos. Y la publicidad de alimentos malsanos, con unas estrategias de márketing muy eficaces, ha dejado de estar solo en televisión para convertirse en un bombardeo constante en multiplataformas y multiformatos. Un terreno abonado para que los niños adoptemos desde pequeños estilos de vida poco saludables.

Ahora que se acerca el 20 de noviembre, día mundial de la infancia, con el grito “¡No me lo trago!”, los niños queremos recordaros que el artículo 17 de la Convención de los Derechos de la Infancia, establece la obligación del Estado de protegernos de toda información y material perjudicial para nuestro bienestar. Y el artículo 24 reconoce nuestro derecho a la salud y la educación en hábitos nutricionales saludables. Tenemos a nuestro lado a la Organización Mundial de la Salud (OMS), que, desde hace tiempo, también reclama una regulación más estricta de la publicidad alimentaria dirigida a la infancia.

Los niños y niñas no somos ingenuos y sabemos que prohibir la publicidad de los alimentos malsanos no es la solución. Pero ya basta con hacernos creer que un zumo enriquecido con mil vitaminas y no sé cuántos minerales es igual de sano que comerse una naranja.

Y ya que estamos, el sector de la industria alimentaria debería tener más en consideración que la cuestión fundamental en todo esto de la publicidad de la comida es la protección de la salud de todos los niños y niñas y de las personas en general. Una cuestión que en ningún caso debería estar sometida al beneficio económico.