Luis Enrique y sus soldados

Ni una sola sorpresa. Ni una. ¿Guillamón? Vale, puede. Media sorpresa. Luis Enrique, que dirigirá, por vez primera, a una selección en un Mundial después de haber disputado tres como jugador, ha convocado a sus 26 soldados de (casi) siempre, incluso antes de recitarlos a ciegas (los tenía en su mente desde hace semanas, aunque ha reconocido que “hasta última hora he tenido una duda en ataque”), ha dicho que había un montón de jugadores que le habían ayudado a llegar hasta aquí, pero que no entran.

Buena parte de esos jugadores (descartados) son del gusto de muchos aficionados e, incluso, de muchos expertos, críticos, tertulianos y técnicos. Por ejemplo, vaya usted a saber, el meta Kepa, a quien todos consideran, ahora, el que mejor en forma está; o Iñigo Martínez, o el jovencísimo culé Baldé, que ha hecho un ‘sprint’ final demoledor para colarse ahí, pero no pudo con los veteranos Alba y Gayà; o, por qué no ¡hombre!, el guerrero Sergio Ramos (Piqué no, pues ya está en sus negocios de emprendedor), puestos a llamar gladiadores.

Los que no van

O tocadores y cerebros del centro del campo como Canales, Parejo, Thiago, Brais Méndez, el gran Merino; por no hablar, claro, del eterno ausente Iago Aspas, uno de los grandes goleadores (y asistentes) de LaLiga y el gigantón, simpático e intelectual Borja Iglesias, que brilla con luz propia en el inmenso Betis, el sorprendente Jutglà verdad o el inmenso y prodigioso Gerard Moreno, que ha hecho un esfuerzo similar (no recompensado) al de Ansu Fati para ir al Mundial y se ha quedado a las puertas.

Luis Enrique ha llamado a los suyos y con ellos irá, dice, a muerte en Qatar. “De miedo no vamos a morir”. Sigue siendo, sin duda, un equipo de autor, siguen siendo los soldados, los guerreros, los gladiadores de Luis Enrique, aquellos que cumplen a ciegas las órdenes, la táctica, las estrategias del seleccionador.

Equipo de autor

El ‘mister’ ha repetido con los que confían y creen en él. Ni uno más. Es cierto que podía haber hecho una selección más divertida y que, al decidirse por el número más amplio de convocados (26), hasta podía haberse atrevido algo más.

Pero, no, Luis Enrique cree en los suyos y esos son los que van. A partir de ahora y quién sabe si, incluso, comenzada la Copa del Mundo, asumirá, como siempre, las críticas por los ausentes, incluso por aquellos que o son suplentes en sus equipos o ni siquiera están en su mejor forma como, por ejemplo, Koke, Llorente, Sarabia, Asensio, Ferran Torres o Ansu Fati.

Es evidente que el líder de esta selección es Luis Enrique. Aquí no hay líder sobre el campo, a no ser que miremos el papel del veteranísimo Busquets o, incluso, un lateral como Gayà, pero poco más. El líder es el ‘mister’ y para él serán todos los elogios y todas las críticas. Puede, sí, que su mayor atrevimiento haya sido convocar a 20 debutantes en un Mundial, riesgo enorme en una competición tan larga y tan especial. Pero, bueno, él también debuta, él también es nuevo en el banquillo mundialista. Y a él nadie le tose. A muerte con sus soldados.

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