APUNTE

Piqué es familia

Piqué se despide del Camp Nou tras jugar su último partido de Liga con el Barça.

Piqué se despide del Camp Nou tras jugar su último partido de Liga con el Barça. / Jordi Cotrina

Sònia Gelmà

Sònia Gelmà

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La familia no es perfecta. Nadie lo es. Está el hijo discreto, que sabes que nunca te va a dar problemas, que siempre responde tal como se espera de él y que es clavado a su padre. El orgullo de todos, sin mácula. Luego está el díscolo. Inteligente pero perezoso, que siempre cae de pie, que podría sacar matrículas de honor pero que se esfuerza lo justo para sacar excelente. Hedonista y desacomplejado, alejado del carácter del resto. Siempre en la picota, porque el resto de familiares no entiende por qué tiene que meterse en todos los fregados. Aunque en el fondo de sus corazones, les encanta que sea así. Un verso libre.

Piqué se habrá equivocado muchas veces, ¿y quién no? Pero el día en que dijo adiós, su afición, su familia, quiso estar. Hubo lleno en el Camp Nou. Porque el estadio lo ha visto crecer, y tropezar, y también acertar mucho. Porque desde que volvió tras su Erasmus en Manchester siempre transmitió su alegría, gozó de la mejor etapa de la historia del Barça y cuando uno se va no hace falta recordar los malos momentos. Ni las disputas por dinero, tan típicas. Las despedidas deben ser dulces.

Xavi creía que debía pasar página

Su sonrisa no ha sido la misma los últimos meses, los focos desaparecieron cuando no lo esperaba. Claro que estará dolido, porque seguro que estaba convencido de poder seguir demostrando que era un central válido y porque es inevitable pensar que el paso de ser el primer al último central en un verano, no puede ser por simple rendimiento deportivo. Xavi consideró que tocaba pasar página y a Piqué no le pudo gustar.

Pero el sábado fue perfecto. Y juegue o no en Pamplona, su último partido siempre será aquel en el que pudo decirle adiós –o hasta luego-- a su familia. Una casa que siempre fue exigente con él porque podía dar mucho más, pero también indulgente porque era uno de los suyos. Tuvo su día, como lo tuvieron Puyol, Xavi o Iniesta. Ya solo queda Busquets, de esa generación dorada. Y Messi, porque esa no fue una salida en paz y no habrá descanso hasta que se arregle.

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