Opinión | Limón & vinagre

Josep Maria Fonalleras

Elon Musk, el hombre que se gasta 7.500 dólares en un disfraz

Cuando alguien se apunta a salvar la civilización, como ha dicho el nuevo dueño de Twitter, lo primero que hago es mirar si todavía tengo la cartera en el bolsillo

Elon Musk y el pájaro azul de Twitter

Elon Musk y el pájaro azul de Twitter / DADO RUVIC / REUTERS

En 2018, una cantante ecléctica y eléctrica canadiense, de nombre Claire Elise Boucher, conocida como Grimes, empezó una relación sentimental con Elon Musk. Dos años después, tuvieron un bebé y le bautizaron, aunque el verbo creo que debería ser otro. El niño se llamó X Æ A-12, así, como suena, y suena Ex Ash A Twelve. La “X” como incógnita; la “Æ”, una combinación con ortografía élfica de Amor e Inteligencia Artificial; y la "A-12" porque es un avión de combate que vuela muy rápido pero no lleva armas, la aeronave favorita de la pareja. Y la “A”, como homenaje a una canción llamada 'Archangel'. Como el nombre del bebé era muy raro, no pudieron inscribirlo y tuvieron que transigir ante el registro del estado de California, que tiene la insensatez de prohibir cifras en el nombre de los bebés. Así es como esta criatura pasó a llamarse X Æ A-Xii, que ya es otra cosa y ahora sí que se entiende. La relación de Musk y de Grimes fue una montaña rusa y se separaron 'a medias' y volvieron a estar juntos y después se separaron del todo, pero antes nació (por gestación subrogada) el segundo hijo de la pareja, que es el décimo de Musk. La niña se llama Exa Dark Sideræl, que también es una manera muy simpática de bautizar a tu hija. Debemos confiar en que, cuando sean mayores, estos dos muchachitos se harán llamar Ash o Dark, porque, si no, tienen ciertamente un problema.

La gente normal tiene nombres normales, como Joan o Laia, o como Pepe o Montse, pero los genios no son normales. Por definición, deben ser excéntricos. Y Elon Musk es un genio la mar de excéntrico, como hemos visto con su entrada triunfal en la sede de Twitter, la plataforma que ha comprado (después de decir que la compraba y después de haberse desdicho, 'a medias') por 44.000 millones de dólares. Sonriente, porque es muy de la broma, aparece con un fregadero del lavabo en sus manos y clama: “Entering Twitter HQ –let that sink in”, que es un juego de palabras con “sink” (pileta) y que más o menos significa “id pensando en ello” o “haceros a la idea” o “dejad que eso que os he dicho haga su curso”. Es decir: "Estoy aquí y ya veréis qué ocurre".

Lo que ocurre es que Musk ya ha echado a los cuatro principales directivos de la empresa, mientras que existe el rumor de que se cargará al 75% de los empleados. "El pájaro es libre", ha dicho, también ufano, y como "tuitero jefe", ha proclamado que la fiesta apenas ha empezado. Como “absolutista de la libertad de expresión”, muchos temen que la llegada de este alocado señor haga derivar Twitter, aún más, hacia un sálvese quien pueda donde valdrá todo, también los desatinos que tanto sirvieron a Donald Trump, quien podría volver a tener una cuenta por ahora suspendida. Y es que esta es la primera vez en la historia que un solo individuo se gasta un dineral tan considerable para acceder a una red social que, en este caso, utilizan más de 330 millones de personas en todo el mundo. "Me da igual la cuestión económica", ha dicho, "lo extremadamente importante para el futuro de la civilización es tener una plataforma fiable e inclusiva". Cuando alguien se apunta a salvar la civilización, lo primero que hago es mirar si todavía tengo la cartera en el bolsillo. Y si, además, aboga por “la plaza pública donde se debaten las cuestiones vitales para el futuro de la humanidad”, entonces, corre, corre, que te pillo. 

Tiene el dinero para hacerlo, aunque ha tenido que pedir préstamos (sí, él también). Dada la magnitud de la empresa, no es de extrañar. Y tampoco es extraño que tenga crédito, porque el director de la sucursal de la Caixa (es un decir) solo debe consultar la página web de 'Forbes', que cada día nos informa de lo que ganan y pierden los magnates. La sección se llama 'Today's winners and losers' y nos explica, al instante, cómo van las finanzas de los poderosos. El lunes 30 de octubre Musk "perdió" (las comillas son imprescindibles) 64 millones de dólares y rebajó su patrimonio en un 0'03%. El martes, las cosas fueron peores. “Perdió” (más comillas) 663, un 0'30%. Sin embargo, todavía va primero con 224.000 millones. Para no perder el buen humor, el dueño de Tesla y de SpaceX, el de los coches eléctricos y las naves espaciales, el de los nombres estrafalarios y el de los fregaderos en Twitter, decidió gastarse 7.500 dólares en un pavoroso disfraz de guerrero galáctico para la noche de Halloween. No hay constancia de que también comprara 'panellets'. Puede que la cosa no dé para tanto. 

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