Gárgolas | Artículo de Josep Maria Fonalleras

Mondrian o Nairdnom

El arte es un misterio y cada uno va a lo suyo

Actores de la obra 'Art', de Yasmina Reza

Actores de la obra 'Art', de Yasmina Reza

Josep Maria Fonalleras

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Parece que el cuadro de Piet Mondrian que está colgado del revés desde hace más de setenta y cinco años seguirá expuesto patas arriba en el museo de Düsseldorf donde se puede admirar. No lo entiendo. Hemos visto operaciones harto más complicadas de traslado y (en caso necesario) de restauración de piezas frágiles. No sé por qué este 'Ciudad de Nueva York 1' debería ser diferente. Cierto, eso sí, que la fragilidad es extrema. No es un óleo ni una acuarela, sino un entramado de cintas adhesivas (rojas, amarillas, negras y azules) sobre una tela blanca. Es probable que en la hipotética operación de regreso a los orígenes que el pintor pensó se despegara alguna de estas cintas. No creo que haya cinta que, después de tres cuartos de siglo, mantenga sus primigenias propiedades adhesivas. Pero también lo es que Mondrian no se limitó a enganchar cintas, sino que construyó una combinación de colores que se encabalgan, líneas verticales y horizontales que tienen sentido porque él las configuró así. Y no al revés.

Esta facecia cómica (porque lo es) me ha hecho pensar en 'Arte', de Yasmina Reza. Un dermatólogo amante del arte compra un cuadro pintado de blanco sobre tela blanca: “El fondo es blanco y, si medio cierras los ojos, se pueden vislumbrar unas rayas finas, transversales, blancas”. Un amigo le dice que es una estafa; otro se emociona ante la pieza. "¿Cómo puedes decir que te emocionan los colores?", argumenta el primero. “No hay colores, ¡y no te pueden emocionar!”. El arte es un misterio y cada uno va a lo suyo. Estoy seguro que en este Mondrian del revés hubo quienes vieron “la solidez de una base que es la piedra angular que soporta la evanescencia de la estructura”. Al igual que ahora, la curadora que ha descubierto el error, Susanne Meyer-Büser, afirma que si se colocara el cuadro como Mondrian manda “la cuadrícula con mayor grosor reflejaría un cielo oscuro”. Quizás no hace falta que hagan nada. Con una hábil operación de ingeniería óptica podrían jugar al trampantojo, para que el visitante ocasional pudiera ver simultáneamente las dos versiones y eligiera la que más le conviniera, sin tener que forzar un arriesgado movimiento del cuello para llegar a captar el Mondrian original.

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