Artículo de Jordi Mercader

El 'caso Joana Masdeu': encapuchados digitales

Sànchez ha perdido una ocasión magnífica para completar su denuncia y reconocer que este tipo de deslegitimación política del adversario hecha con capucha digital no es una exclusiva de los anti-independentistas

Laura Borràs, con Francesc de Dalmases y Aurora Madaula, a las puertas del Parlament

Laura Borràs, con Francesc de Dalmases y Aurora Madaula, a las puertas del Parlament / FERRAN NADEU

Jordi Mercader

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La corte de los milagros creada por Laura Borràs no deja de sorprender. Aunque también debe alentar la esperanza entre sus adversarios al comprobar que ellos mismos están cavando la tumba política de su lideresa. Los episodios protagonizados por su círculo de confianza son antológicos. Del diputado con tendencia al abuso de poder contra periodistas al manipulador de los tiempos parlamentarios para que la comisión pertinente no pueda tratar de tales abusos pasando por el impostor digital para defender tanta estulticia.

El impostor político debe ser aquel que nunca se cree lo suficientemente sectario como para alcanzar la excelencia en esta perversidad. Y lo peor, para superar el síndrome, en vez de ir al especialista, crea un avatar para despachar su veneno, sus mentiras, contra todos los que no comparten su verdad. De estos enfermos de sectarismo y ejemplos de cobardía habría muchos más en la red, a juicio de Jordi Sànchez, una de las víctimas de 'Joana Masdeu' a la que desenmascaró con un simple tuit. Y debe de tener razón el exsecretario general de Junts, porque solo hay que estar mínimamente atentos a la red para entender que la difamación y la estupidez divulgadas desde algunos perfiles no podría ser sustentada con nombres propios.

Sànchez ha denunciado, aprovechando el episodio de guerra sucia entre compañeros de viaje, que el independentismo viene siendo atacado por muchos y muchas 'Masdeu'. No hay que hacer ningún estudio para afirmar que también está en lo cierto. Algunos serán quintacolumnistas como en este caso, pero el resto de acosadores del soberanismo se corresponderían a impostores unionistas, según se sobrentiende de su afirmación. De todas maneras, Sànchez ha perdido una ocasión magnífica para completar su denuncia y reconocer que este tipo de deslegitimación política del adversario hecha con capucha digital no es una exclusiva de los antiindependentistas y que los hay en todos los bandos. Habría dado un pasito para reconocer la realidad del país. 

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