Artículo de Albert Soler

Fiesta flamenca el 1 de octubre

De entre todo lo que hicieron mal los ‘lacistas’ en octubre de 2017, y mira que hicieron un montón, lo peor fue la elección del día

El expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, durante la manifestación para conmemorar el quinto aniversario del referéndum.

El expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, durante la manifestación para conmemorar el quinto aniversario del referéndum. / Lorena Sopêna - Europa Press

Albert Soler

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Celebrar el 1-O con una fiesta flamenca solo se le ocurre a la gente del barrio de Vila-roja. Aunque claro, nadie tiene la culpa de que Antonio Cuéllar cumpla años precisamente en estas fechas, en todo caso la culpa es de los ‘lacistas’, que no tuvieron cuidado al elegir la fecha de aquello que llamaron referéndum, hace cinco años, y lo hicieron coincidir con el aniversario de Antonio. De entre todo lo que hicieron mal los ‘lacistas’ en octubre de 2017, y mira que hicieron un montón, lo peor fue la elección del día. Todo el mundo sabe que el 1-0 es el día que se celebra la fiesta de cumpleaños de Antonio Cuéllar, y todo lo demás pasa a un segundo plano, a un tercero si se trata de una ‘republiqueta’ imaginaria.

El caso es que allá me fui, de celebración de 1-O, con camisa blanca y pañuelo de lunares al cuello y olé. De buena mañana ya me despertaron petardos y cohetes lanzados desde la plaza de la Constitución, al parecer eran los pocos CDR que quedan en activo, que quisieron sumarse a la fiesta de los Cuéllar.

Entre cerveza, vino, jabugo, calamares y señoras de culo recio vestidas de sevillanas, el 1-O se celebra mejor que entre ‘lacistas’ que se pasan el día lamentando lo que pudo ser y no fue, o soltando mocos y lágrimas en público, como Turull y Puigneró. Solo eché en falta –y así se lo hice saber al anfitrión– unas cuantas urnas de plástico para poder tirarlas por un barranco, rememorando así lo que ocurrió en Vila-roja el día de lo que llamaron referéndum, en el barrio todavía lo cuentan entre risas. No hubiera estado de más soltar unos cuantos CDR en la finca, para ver cómo corrían asustados campo a través, como también ocurrió hace cinco años en el mismo barrio, pobrecitos. Sucede que, ocupados como están peleándose entre ellos, no debía de ser fácil contratar a una partida de ‘lacistas’ a la fuga. A ver si el año que viene.

En los jardines donde tuvo lugar mi fiesta del 1-O había incluso un coche de época junto al que los invitados podían hacerse fotos. Imagino que sería un homenaje al Vivales, aunque no hubo nadie que se hiciera la foto escondido en el maletero, como está mandado. Y venga dar palmas toda la tarde, tacatacatacatá. ‘Ho tornarem a fer. President, posi unes canyes!’

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