La campaña militar (60) | Artículo de Jesús A. Núñez Villaverde

Ucrania amplia sus horizontes de combate

Moscú se verá obligado a restructurar sus cadenas logísticas y la ubicación de sus bases de abastecimiento, dispersándolas y alejándolas aún más para evitar que sean destruidas

Soldados ucranianos vigilan la frontera de Crimea con Rusia en Jerson.

Soldados ucranianos vigilan la frontera de Crimea con Rusia en Jerson. / AP/TC

Jesús A. Núñez Villaverde

Jesús A. Núñez Villaverde

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Pueden haber sido insurgentes infiltrados en territorio enemigo, miembros de las unidades especiales ucranianas, misiles suministrados por algún país extranjero que no quiere darse a conocer, drones armados o incluso misiles desarrollados por Kiev a partir de algún modelo existente en sus arsenales. Pero lo que parece mucho más improbable es que, como pretende Moscú, sean simples accidentes o explosiones fortuitas que terminan por destruir puentes, estaciones de radar, depósitos de munición y combustible o incluso aviones y helicópteros de ataque. Así ha ocurrido en estos últimos días, por ejemplo, en Chongar (puente que conecta el 'oblast' de Jersón con Crimea), en el aeródromo de Saki (en Crimea), o incluso en Bielorrusia (en el aeródromo de Zyabrovka).

Por un lado, Ucrania juega a no reconocer oficialmente que haya ordenado esos ataques, entre otras razones porque se ha comprometido con sus suministradores extranjeros a no emplear el material recibido -sobre todo los misiles guiados de alta precisión y de más largo alcance- para atacar objetivos en territorio de la Federación Rusa, entendiendo que eso podría llevar a Moscú a desencadenar una escalada general contra países de la OTAN. Por otro, Rusia intenta evitar el impacto desmoralizador y de imagen que tienen unas acciones que demuestran la escasa seguridad de sus instalaciones y la ineficacia de sus sistemas de defensa antiaérea, incluyendo los sobrevalorados S-300 y S-400.

En todo caso, lo que transmiten dichas acciones es que Kiev está decidida a ampliar sus horizontes de combate -Chongar está a unos 160km de la línea del frente, Saki a unos 240 km de Odesa y Zyabrovka a otros 40km de la frontera- en el marco de la ofensiva para recuperar Jersón y más allá. En paralelo, estas acciones trastocan la planificación militar rusa, dado que ahora Moscú se verá obligado a restructurar sus cadenas logísticas y la ubicación de sus bases de abastecimiento, dispersándolas y alejándolas aún más para evitar que sean destruidas. Al mismo tiempo, Kiev refuerza su imagen de actor eficaz ante quienes le apoyan, acallando las dudas que algunos puedan tener sobre la conveniencia política y la utilidad militar de seguir poniendo material militar en sus manos. Y, por último, genera una enorme inquietud en las filas rusas, pensando que Ucrania ya tiene o está a punto de recibir incluso los misiles ATACMS -misiles estadounidenses tierra-tierra que pueden llegar hasta los 300km de alcance-, que hasta hace un poco eran una simple quimera y que le permitirían a Ucrania tener bajo su alcance incluso a Sebastopol -cuartel general de la flota rusa del mar Negro- y al vital (para Rusia y sus aliados en la península de Crimea) puente sobre el estrecho de Kerch.

De momento, mientras las malas noticias se multiplican para Moscú, Washington se limita a respaldar a Kiev en su pretensión de recuperar Crimea por considerarla inequívocamente parte del territorio ucraniano ocupado, a la espera de decidir si finalmente entrega esos ATACAMS a Zelenski como parte de su próximo envío. Por su parte, a Rusia se le presenta un serio dilema porque a los problemas que ya tiene para mantener sus posiciones actuales en el Donbás y para no perderlas en Jersón, se une ahora la clara percepción de que ni siquiera puede considerarse segura en Crimea. Y si decide reforzar su control de la disputada península tendrá que ser, seguramente, a costa de debilitar sus posiciones en otros frentes, exponiéndose, por tanto, a sufrir aún más reveses.

Suscríbete para seguir leyendo