Artículo de Gemma Ubasart

Innovación docente: separar el grano de la paja

La innovación educativa no implica que tengamos que elegir entre habilidades y memoria, entre el aprendizaje colaborativo y vivencial y la exigencia. Los cambios se tienen que guiar por más ciencia y menos espíritu ‘new age’

Aula vacía en la escuela pública catalana.

Aula vacía en la escuela pública catalana. / Manu Mitru

Gemma Ubasart

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Esta semana hemos sabido que un grupo de 50 expertos vinculados al Departament d' Educació está trabajando en la preparación de modelos de exámenes competenciales para bachillerato. Y que el Ministerio tiene un plan marco para la selectividad, que puede ayudar a allanar el camino. Catalunya es pionera en la implementación de cambios curriculares y evaluativos, y no es extraño. La innovación docente ha estado históricamente arraigada aquí: el hilo rojo de la renovación pedagógica se alarga hasta la segunda mitad del siglo XIX y, sobre todo, principios del XX.

El futuro de la escuela a debate

Mi postura ha sido bastante clara: ante las profundas transformaciones de nuestra época, hay que ver en los cambios oportunidades para la emancipación y trabajarlos. Y esto afecta evidentemente al hecho educativo. Este posicionamiento me ha llevado a criticar, a veces, el papel de algunos sindicatos por actitudes que creo excesivamente corporativistas. Y he puesto en entredicho ciertas posturas holísticas, que ven en cualquier reforma una gran conspiración capitalista para acabar con el espíritu crítico.

Dicho esto, sin embargo, es evidente que como sociedad nos hace falta un debate sobre el futuro de la escuela (y, sobre todo, de la escuela pública). Y el Departament y algunas direcciones tienen que hacer un esfuerzo de escucha y de complejificación de sus apuestas. Además, nos hace falta mucha evidencia científica: tanto en resultados de aprendizaje como de impacto en brechas educativas. La educación es una actividad central en una sociedad que quiere ser democrática e inclusiva y, por lo tanto, las elecciones no pueden quedar solo en manos de gestores educativos y, diría más, tampoco de profesionales del ramo.

Como madre que observa lo que pasa en una escuela pública de nueva creación, como docente universitaria que forma a jóvenes que vienen de los institutos, como experta en políticas de bienestar que ha estudiado sistemas educativos de varios países, quería poner sobre el papel algunas inquietudes que me rondan por la cabeza. Porque creo que, en este momento, es necesario hacer un ejercicio colectivo y separar el grano de la paja de la innovación docente.

Ideas fuerza para profundizar en la innovación

Idea 1: Desmontar la falsa falacia de tener que escoger entre habilidades y memoria. Apunta el musicólogo y pedagogo Ibán Martínez Cárceles que ambas no están demasiado lejos y que difícilmente se puede entender la una sin la otra. La apelación al aprendizaje por competencias, que viene a ser el equivalente a buscar nuevas maneras para construir conocimiento, no tendría que ir en detrimento del ejercicio de la memoria. No se trata de recitar a los reyes godos, pero todo proceso de aprendizaje tiene que tener unos anclajes mínimos que requieren recordar conceptos y procedimientos. Para poder conectar ideas hay que haberlas interiorizado. Me parecería una buena práctica que en las nuevas propuestas se diera importancia, por ejemplo, a trabajar el texto de una obra de teatro, memorizar poesía o aprender una coreografía.

Idea 2: El aprendizaje vivencial y cooperativo es compatible con el esfuerzo y la autoexigencia. Hace más de un siglo, los y las maestras libertarias ya reivindicaban una aproximación al conocimiento que pusiera en el centro la emancipación y la experimentación. Recordamos mejor y nos despierta más curiosidad aquello que hemos vivido. Y, junto con esto, las grandes pedagogas no han dejado nunca de dar importancia al esfuerzo y la autoexigencia. El gusto por aprender también se construye y a veces cuesta y requiere de repetición, constancia y dedicación. El acompañamiento en este camino de aprender a aprender es fundamental para hacer personas libres.

Idea 3: Los cambios en la escuela se tienen que guiar por más ciencia y menos espíritu 'new age'. Nos hace falta una innovación pedagógica teóricamente informada y con evaluación, basada en evidencias. O dicho con otras palabras: tiene que haber una explicación fundamentada sobre por qué las cosas se hacen o se dejan de hacer. No por creencias o suposiciones. Y si los pasos se plantean en forma de hipótesis, se tiene que hacer un ejercicio de verificación o refutación de estas. En esto podría ayudar el Departament. Algunos manuales de crianza, más cerca de la autoayuda que del conocimiento psicopedagógico o feminista, han introducido una aproximación 'new age' al hecho educativo en ciertos sectores sociales. Tendríamos que preservar a la escuela de argumentaciones de tipo. Y hacer todo lo posible para evitar construir proyectos educativos de cartón piedra: bonitos por fuera, vacíos por dentro.

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