Artículo de Martí Saballs

Los accionistas de los bancos

Combatir la inflación con más impuestos y más subvenciones es como echar más gasolina a un fuego cerca de descontrolarse

Pedro Sánchez.

Pedro Sánchez. / EFE

Martí Saballs Pons

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Los cuatro millones de accionistas individuales de Santander más los 900.000 de BBVA o los 645.000 de Caixabank, junto a los que podríamos sumar de las otras entidades financieras y los que son accionistas de estos bancos a través de fondos de inversión y fondos de pensiones no brindaron de alegría tras escuchar al presidente del Gobierno. Vieron disminuir sus ahorros/patrimonio entre un 3 y un 9% gracias a Pedro Sánchez. Paradojas: el Estado, que participa a través del FROB con un 16,1% en Caixabank, vio como el valor de sus acciones perdían 300 millones en unas horas.

Desde la crisis financiera de 2008, la banca se ha convertido en uno de los sectores más regulados y supervisados a nivel internacional. Aquella crisis supuso el fin de la gran era financiera en la que habían estado navegando a placer desde los grandes bancos globales hasta las cajas de ahorro locales europeas. Aquello acabó nacionalizando parcialmente grandes instituciones para evitar el colapso del sistema. Los estados salvaron desde todopoderosos reyes del universo como Citibank en EEUUhasta el Royal Bank of Scotland en el Reino Unido. En España, las autoridades intervinieron a la gran mayoría de las cajas de ahorro. Unas se fusionaron entre ellas, otras acabaron engullidas por bancos. La némesis fue Bankia, el rescate más caro ejecutado por el Estado (24.000 millones de euros), que en marzo de 2021 ya entró a formar parte oficialmente de Caixabank, creando el primer banco en España. Un banco, el Popular, en sus tiempos el más rentable del país, fue al zurrón del Santander para salvar a sus clientes y buscar una salida honrosa a sus arruinados accionistas.

A esta transformación del sistema se le unió el contexto monetario. Los tipos de interés en cero o negativos obligaron a los bancos a buscar nuevas fórmulas de generación de ingresos a través de la venta de productos de inversión o subiendo comisiones. Por ejemplo, estos últimos años los bancos han reducido a niveles mínimos las ofertas en los préstamos hipotecarios. Había entidades que ofrecían tipos fijos inferiores al 1% hasta marzo. Cierto es que la práctica bancaria se excedió en los tipos de interés que ofrecían a quien deseaba un préstamo rápido. Todos hemos experimentado al abrir nuestras webs bancarias ofertas asombrosas para solicitar créditos instantáneos con tipos por encima del 8%. Los bancos echaban su anzuelo y tenían que ser ingeniosos.Al final, es el cliente quien decide qué hacer.

Castigar a la banca con más impuestos, 1.500 millones de euros anuales, un 18% de los resultados antes de impuestos obtenidos de media en los últimos siete años, es una mala decisión. En las formas y en el fondo.

No solo los millones de accionistas de los bancos españoles serán los afectados por la decisión de Pedro Sánchez. La banca, sujeta a mantener unas condiciones óptimas de su capital por los entes reguladores europeos, se verá obligada a compensar la caída de beneficios debido a estos impuestos extraordinarios en los precios de sus productos. Los tipos de interés que aplicarán a los créditos a las familias y empresas subirán más de lo esperado a medida que el Banco Central Europeo suba los tipos de interés. Será más difícil obtener créditos y las comisiones subirán. Esto tendrá un efecto inmediato en el crecimiento económico y puede provocar dificultades de financiación en muchas pymes.

Combatir la inflación con más impuestos y más subvenciones es como echar más gasolina a un fuego cerca de descontrolarse.

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