El refrescante 'Árbol de la nuez moscada'
La obra de Margery Sharp, como un vaso de limonada, consigue ser ácida y ligera y agradabilísima de leer
Natàlia Cerezo
Escritora y traductora
Natàlia Cerezo
Los adjetivos 'deliciosa' y 'refrescante' no solo se inventaron para referirse a beber un vaso de limonada una calurosa tarde de verano, también pueden aplicarse perfectamente a la novela de Margery Sharp 'El árbol de la nuez moscada' (editorial Hoja de Lata), una comedia alocada en la que Julia, una mujer que a mediados de los años 30 lleva una vida que sus contemporáneos seguramente considerarían disoluta, se ve obligada, por su deber de madre y porque no tiene ni cinco, a pasar el verano con Susan, su hija, a quien dejó hace años a cargo de sus suegros y que se ha prometido con un joven que quizá no es quien más le conviene...
Quizá más conocida por las películas de Disney basadas en sus libros infantiles ('Los rescatadores'), y por las adaptaciones al cine de los años 40 de 'Cluny Brown' y 'El árbol de la nuez moscada', entre otros, la obra de Sharp destaca por una narrativa veloz, con giros constantes, y por una agudeza que hace honor a su nombre ('sharp' significa ‘afilado’ en inglés). En 'El árbol de la nuez moscada' esta agudeza, así como el humor, el hambre de vivir y el disfrute que transmite la escritura de Sharp quedan perfectamente reflejados en Julia, un personaje carismático que se gana el corazón del lector casi literalmente, como cuando dibuja uno en la pared de un antiguo pabellón en ruinas y se lamenta de que no haya amantes que lo aprovechen para sus encuentros amorosos, contrapunto del puritanismo de su hija, demasiado centrada en su propia perfección para disfrutar de la vida.
De Sharp y sus obras se han dicho muchas cosas, como que es profundamente feminista por sus protagonistas, que no siguen el comportamiento 'respetable' de la época, o que disecciona la sociedad de aquel tiempo, y sin duda es así, pero la magia de lo que escribe es que consigue ser ácida y ligera y agradabilísima de leer. En otras manos, la tragedia estaría servida, pero, por suerte, Sharp lo que nos sirve es un vaso fresco de limonada: eficaz, festiva y sin riesgo de provocar una digestión pesada.
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