Artículo de Álex Sàlmon

Aforados e imputados a escoger

Nunca vi claro la imputación como una vía directa para abandonar la política. De hecho, ser imputado no deja de ser una forma de defenderse y mentir ante un juez

Borràs afirma que no piensa dimitir y reitera su inocencia

Borràs afirma que no piensa dimitir y reitera su inocencia / EFE / Quique García

Álex Sàlmon

Álex Sàlmon

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Las modas de los estados de opinión dedicados a la política logran que conceptos que tienen sentido de pronto entren en crisis y acaben convirtiéndose en incendios inútiles. La percepción que existe, por ejemplo, ante el aforamiento de un político es, en estos momentos, negativa. Sin embargo, cuando la figura fue impulsada todos coincidieron en que tenía lógica, fundamentalmente para salvaguardar la libertad del político de ataques interesados con demandas o querellas por su cargo.

Cuando en otro instante de nuestra historia reciente se consideró que un imputado o investigado era más o menos un apestado público, se comenzaron a quemar en la plaza pública a aquellos que habían caído en las manos de la justicia por causas justificadas, aceptando la presunción de inocencia, aunque en muchos casos fuera inútil. 

Tanto en un caso como en el otro, aforados e imputados han pasado por momentos de desprestigio que solo tienen una línea subjetiva relacionada con ser, o no, compañero de partido. Por lo tanto, si el aforado representa a la oposición, el Gobierno de turno critica el razonamiento de la imputación. Si el investigado es del Gobierno ocurre lo contrario. No debería pasar, pero esa es la realidad. Sin disimulo.

Esas modas han saltado por los aires. Ahora los imputados, tipo Laura Borràs, no reconocen la premisa que defendieron con anterioridad entre ideas clarificadoras y celestiales que se resumían que un imputado debía irse a su casa. Sobre el aforamiento, lo mismo.

Aunque la memoria sea muy débil, las hemerotecas son delatoras. Las incongruencias son ridículas y espantan. Nunca vi claro la imputación como una vía directa para abandonar la política. De hecho, ser imputado no deja de ser una forma de defenderse y mentir ante un juez.

La cuestión es que el Parlament consideró, y así está recogido en su Reglamento, el ya popular artículo 25/4, que “una vez sea firme el auto de apertura del juicio oral y tenga conocimiento del mismo, debe acordar la suspensión de los derechos y deberes parlamentarios de forma inmediata”. Esas son las reglas. Por ello, ir en contra de lo defendido provoca mucha vergüenza ajena.

Suscríbete para seguir leyendo