Pros y contras | Artículo de Emma Riverola

Heridas amarillas

Ya hace mucho que la vida en las casas, el trabajo o el ocio recuperó su pulso, pero las calles siguen instaladas en una suerte de perpetua -y grotesca- provisionalidad

Barcelona 03 10 2020 Barcelona   Diferentes actuaciones de urbanismo en Barcelona Pilonas  calles pintadas  separadores carril bus  cojin berlines  barrera new jersey  separadores carril bici  calles pacificadas  Calle diputacion Girona  Vista de la terraza deun restaurante delimitada por bloques de hormigon  Cerca transcurren ciclistas por la calle Girona que tambien ha sido pacificada  AUTOR  Manu Mitru

Barcelona 03 10 2020 Barcelona Diferentes actuaciones de urbanismo en Barcelona Pilonas calles pintadas separadores carril bus cojin berlines barrera new jersey separadores carril bici calles pacificadas Calle diputacion Girona Vista de la terraza deun restaurante delimitada por bloques de hormigon Cerca transcurren ciclistas por la calle Girona que tambien ha sido pacificada AUTOR Manu Mitru / Manu Mitru

Emma Riverola

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Aún siguen ahí. Bloques de hormigón amarillos o palos del mismo color que nos sitúan en la emergencia, que nos retienen en unos días en los que todo se desmoronó, que nos recuerdan las cifras del dolor. Son numerosas las calles de Barcelona aún jalonadas por las heridas amarillas de la pandemia. El año pasado se anunció que irían desapareciendo paulatinamente hasta junio de 2022. Si se cumple el anuncio, faltan muy pocos días para el final. El virus continúa entre nosotros, pero hace mucho que no condiciona las relaciones colectivas. Ahí están los festivales multitudinarios, abarrotados de público, para burlarse de algunas de las medidas del llamado urbanismo táctico que aún condicionan el espacio compartido. Ya hace mucho que la vida en las casas, el trabajo o el ocio recuperó su pulso, pero las calles siguen instaladas en una suerte de perpetua -y grotesca- provisionalidad.  

Con el termómetro disparado y las calzadas colapsadas, el amarillo multiplica su peso y exhala efluvios irritantes, amargos. Que la grúa se lleve de una vez esas rémoras. Heridas abiertas que nos recuerdan momentos de angustia y sufrimiento. De pérdidas y de lágrimas atragantadas. Lápidas de cementerio. 

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