Cita con las urnas
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La influencia de Andalucía

El PP tiene el deber de aplicar el cordón sanitario para aislar a Vox, y el PSOE, la responsabilidad de abstenerse para dejar que el ganador gobierne

El secretario general del PSOE y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el líder del partido en Andalucía y candidato a la Junta, Juan Espadas, el pasado 28 de mayo de 2022 durante su mitin en el recinto ferial de Dos Hermanas (Sevilla).

El secretario general del PSOE y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el líder del partido en Andalucía y candidato a la Junta, Juan Espadas, el pasado 28 de mayo de 2022 durante su mitin en el recinto ferial de Dos Hermanas (Sevilla). / EFE / JULIO MUÑOZ

Este fin de semana ha sido el primero de la campaña andaluza para las elecciones autonómicas del día 19. Unas elecciones en las que los líderes de los partidos nacionales se van a volcar, porque el resultado tendrá una influencia importante en el ciclo electoral que se inicia ahora, con los comicios municipales y en la mayoría de las autonomías en mayo de 2023, y las elecciones generales probablemente a final de año si Pedro Sánchez no las adelanta.

En Andalucía, las cosas están bastante claras. Todas las encuestas dan una amplia victoria al PP, sin alcanzar la mayoría absoluta, por lo que la principal incógnita es si pactará con Vox –posible tercera fuerza– para gobernar o lo intentará en solitario como viene repitiendo el presidente y candidato popular, Juan Manuel Moreno. El PP ha optado por una política moderada y tranquila, centrada en Andalucía, que le ha facilitado la extensión de su electorado incluso entre antiguos votantes del PSOE –un 10%, según los sondeos–, en contraste con las estridencias y el acoso constante a Sánchez de la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso.

Esta política se refleja en la relación con Vox. Moreno, pese a haber gobernado con el apoyo exterior de la extrema derecha, no quiere pactar con el partido de Abascal, como hizo el PP de Castilla y León, e incluso asegura que, si Vox exige entrar en la Junta, convocaría nuevas elecciones. Pero esta advertencia no es creíble, y por eso es imperativo aclarar en Andalucía y también para las próximas elecciones generales la relación PP-Vox, ahora marcada por el pacto de gobierno en Castilla y León. Moreno querría ser investido con la abstención de Vox si supera en escaños, como auguran las encuestas, a toda la izquierda, pero, si necesita a la extrema derecha para gobernar, debería aplicar el cordón sanitario para aislar al partido ultra, como ocurre en los países democráticos de nuestro entorno.

En este sentido, el PSOE, probable segunda fuerza del Parlamento andaluz, también se enfrenta a la responsabilidad de dejar que el ganador gobierne, lo que se conseguiría con su abstención, una salida que los socialistas rechazaron en Castilla y León al condicionarla a que el PP rompiera todos sus pactos con Vox. Considerar que al PSOE le beneficia indirectamente un pacto PP-Vox para desgastar y desprestigiar a Alberto Núñez Feijóo es un error. El cordón sanitario se materializa en Europa no solo excluyendo cualquier pacto con la extrema derecha, sino facilitando la gobernabilidad del ganador de las elecciones para dejar en fuera de juego a los ultras. Es tan irresponsable gobernar con la extrema derecha como esperar que lo haga el adversario para recoger los réditos.

Este es el verdadero dilema que plantean estas elecciones si se cumplen los pronósticos. El PSOE se daría por satisfecho si conserva los 33 escaños que ahora tiene, que le sirvieron para ganar en 2018 aunque no pudiese gobernar, y eso depende en gran medida de la movilización de su electorado. Ciudadanos se debate entre sacar un mínimo de escaños o desaparecer del Parlamento andaluz, mientras que todo indica que la izquierda retrocederá por su división –la anterior cabeza de lista de Podemos, Teresa Rodríguez, se presenta en solitario con un programa andalucista— y por las dificultades habidas para alcanzar un pacto in extremis entre los partidos que representan el nuevo espacio encabezado por la vicepresidenta Yolanda Díaz, que puede debutar en Andalucía con un mal resultado.