El inexorable calendario de las pensiones

Avanza junio, y antes de que finalice el mes el Gobierno debe haber cumplido con la veintena de reformas descritas por el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR) que le permitirán, después, solicitar el tercer tramo de fondos europeos (por 6.000 millones), vinculado al logro de los hitos y objetivos comprometidos para el primer semestre del año.

La mayor parte de estas reformas ya se han cumplido. El 26 de mayo, por ejemplo, el Congreso aprobó la polémica Ley Audiovisual, con ruptura incluida de la unidad de voto entre los dos socios de Gobierno (PSOE y UP). Entre las reformas pendientes, sin embargo, figuran dos muy delicadas, que afectan al sistema de pensiones, para las que el Gobierno deberá apretar el acelerador. De acuerdo a los compromisos del Plan de Recuperación, antes de que acabe junio debe estar aprobado el nuevo sistema de cotización de los trabajadores autónomos para su "despliegue gradual a partir de esa fecha". Con una nueva propuesta sobre la mesa, este mismo lunes está prevista una nueva reunión para intentar desencallar los cinco meses de desencuentros que acumula esta negociación entre el ministerio de Escrivá y las organizaciones de autónomos.

También antes de que acabe el mes debe estar aprobada la nueva ley de planes de pensiones de empleo. Este mismo jueves, el grupo socialista tiene ante sí el papelón de intentar corregir en el pleno del Congreso su propio error de votación que ha llevado a incorporar en el proyecto de ley la eliminación de la base máxima de cotización de los salarios a la Seguridad Social. Por error, el PSOE votó a favor de esta enmienda que le 'coló' su socio, Unidas Podemos. Hay otras dos reformas importantes del sistema de pensiones que se podrán completar en el segundo semestre (alargar el periodo de cómputo y elevar la base máxima de cotización), pero estas dos (autónomos y planes de pensiones) urgen. También deberá acelerar su tramitación parlamentaria la reforma concursal, pues ya debía haber entrado en vigor en el primer trimestre.

El reloj de los fondos europeos es inexorable y promete ser el mejor antídoto contra el mal de fatiga reformista que sufren todos los Gobiernos en las segundas mitades de cada legislatura.

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