Ágora

Inseguridad alimentaria = inestabilidad social

La guerra de Ucrania y el cambio climático están poniendo de manifiesto la fragilidad de los sistemas alimentarios mundiales, con graves consecuencias por la seguridad alimentaria y nutricional global

Campos de trigo en el este de Ucrania.

Campos de trigo en el este de Ucrania.

Jordi Valls

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Durante los últimos años 2020-2022 ante la crisis disruptiva del covid-19, la guerra de Ucrania, así como la crisis climática, hemos sido testigos de cómo algunas 'certezas' consolidadas en las sociedades se han desvanecido. En los últimos 50 años, principalmente en los países desarrollados, hemos asumido como un hecho irrefutable que nuestros sistemas alimentarios podían proveer de alimentos a la sociedad, en cantidad, calidad y diversidad y, además, de forma asequible.

Esta asunción, principalmente en los países desarrollados, no tanto en los países en desarrollo, ya no es tan cierta. Hechos como el covid-19 y el confinamiento han puesto la alimentación y la garantía del suministro como una de las preocupaciones de la sociedad, junto con la salud. La guerra de Ucrania y sus consecuencias ponen nuevamente en evidencia la alimentación como un vector geopolítico de primera magnitud, dado que Rusia y Ucrania son los principales productores de trigo, cebada, maíz y aceite de girasol y cómo este hecho está creando enormes disrupciones en la cadena de suministro alimentaria.

Así mismo, Rusia y Bielorrusia están entre los principales suministradores de fertilizantes. El fertilizante no es un insumo cualquiera. Es, probablemente, el insumo más importante de los agricultores. La combinación de nitrógeno, fósforo y potasio son los componentes principales de los fertilizantes, que jugaron un papel fundamental en la denominada Revolución Verde de los años 60. Esta transformación estimuló la productividad durante una par de décadas y se convirtió en uno de los principales motores de crecimiento demográfico durante el siglo XX.

En la vida de los agricultores los fertilizantes son una parte esencial de las operaciones y llegan a representar el 30% del coste total. Actualmente, está teniendo incrementos sustanciales en los costes de los agricultores, que ya se están trasladando a los precios de los productos alimentarios, y en algunos países como consecuencia han reducido la superficie de cosecha en un 4%, agravando la escasez de producto.

Finalmente, el cambio climático está teniendo un impacto catastrófico en algunos países. India acaba de prohibir las exportaciones de cereales, dificultando el acceso de alimentos a otros países, debido a las altas temperaturas del mes de mayo, que han puesto en peligro sus cosechas, mientras Marruecos, Canadá o California disminuyen su producción, debido a la sequía y a fenómenos meteorológicos que también han afectado a Suráfrica y Argentina. Más cerca de casa, las heladas del mes de abril han reducido la cosecha de fruta en las tierras de Lleida en un 70%.

A pesar de esto, la FAO estima que la producción mundial de trigo crecerá en 2022 hasta los 782 millones de toneladas. Esta previsión incorpora un descenso del 20% en la superficie de cosechas de Ucrania. Esto es debido a que Brasil se encamina a recoger una cosecha récord de 116 millones de toneladas en 2022.

Podemos afirmar, pues, que la guerra de Ucrania y el cambio climático están poniendo de manifiesto el interconexionado y fragilidad de los sistemas alimentarios mundiales con graves consecuencias para la seguridad alimentaria y nutricional global, principalmente en el norte de África.

Los efectos se dejan notar en diferentes intensidades desde la costa Atlántica marroquí hasta el canal de Suez, y es un producto específico como el trigo el que está acaparando la atención y buena parte de las preocupaciones.

Según el Departamento de Estado de EEUU, en un país como Egipto, con una población de 100 millones de habitantes, 70 millones tienen derecho a acceder a pan subvencionado. Además, es el principal importador de trigo del mundo y Rusia y Ucrania le aseguran el 60% de sus necesidades. Una reducción de los subsidios al pan, que tienen una gran carga política, más el incremento de la inflación que se prevé, podría provocar un crecimiento del malestar social.

El norte de África, además, entra en un nuevo escenario después de que durante el mes de febrero el índice de precios de los alimentos de la Organización de las Naciones Unidas por la alimentación FAO registrara un nuevo máximo histórico, por encima incluso de los niveles de 2011. El trigo es un componente crítico de la seguridad alimentaria. Más del 80%del trigo se utiliza para hacer harina. Y cuando hablamos de un aumento del precio del trigo del 100%, que ya hemos estado observando los últimos dos años, se traduce inmediatamente en el precio del pan.

La inseguridad alimentaría y la inflación de precios de estos productos serán un elemento de turbulencias políticas en el Mediterráneo, con un sustancial crecimiento de los flujos migratorios. Un golpe directo en el centro de suministro mundial más importante de trigo, más los efectos meteorológicos sobre la producción de cosechas en otros lugares del mundo, tiene un vínculo directo con la seguridad alimentaria. Y el pan es un factor importante en el malestar social en muchos mercados emergentes.

El precio del trigo fue una de las principales fuentes de la aparición de lo que denominamos como Primavera Árabe. Tomemos nota de la relación existente entre inseguridad alimentaría e Inestabilidad social