Pros y contras | Artículo de Josep Maria Fonalleras Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
Las vacunas de antes dejaban huellas indelebles
Según una investigación las dosis de refuerzo de las vacunas funcionan mejor, es decir, generan una respuesta inmunitaria más eficiente, si se inyectan en el mismo brazo en el que se inyectó la dosis inicial

Una investigación de la Universidad de Duke, en Carolina del Norte, ha llegado a la conclusión de que, en general, las dosis de refuerzo de las vacunas funcionan mejor, es decir, generan una respuesta inmunitaria más eficiente, si se inyectan en el mismo brazo en el que se inyectó la dosis inicial. Lo han experimentado en ratones, que carecen de brazos, pero tienen patas, y parece que la idea es aplicable a los humanos. No sé si es un gran avance para la humanidad, pero ciertamente es un dato interesante, sobre todo si contemplamos un futuro inmediato donde es probable que recibamos unas cuantas dosis de recuerdo de vacunas, ya sean contra el coronavirus o contra la viruela del mono o contra la maldad que tenga que llegar.
Llegados a este punto, sin embargo, me formulo una pregunta clave. ¿Alguien es capaz de rememorar el momento en que fue inyectado – la primera vez o las otras que vinieron después – y en qué extremidad penetró el antígeno? ¿Alguien tomó nota en el historial médico de tan capital circunstancia? Ya me imagino el próximo otoño y la pregunta de la temporada: “¿Lo recuerda? Haga memoria, por favor”. Al menos, la de la viruela de antaño y la de la tuberculosis dejaban una huella indeleble en la piel.
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