Más universidad, más Europa

En un momento convulso en el continente europeo, las universidades europeas se han organizado para ayudar y acoger a estudiantes e investigadores de la zona de conflicto. Ante las atrocidades de la guerra y de la intransigencia, los centros universitarios europeos han sido y son un espacio abierto al debate y a la tolerancia.

De hecho el concepto de universidad tal como lo entendemos hoy en día es uno de los grandes inventos europeos, basados en los principios de universalidad, colegialidad, autonomía y carácter científico. Desde las primeras de estas instituciones en la Edad Media, hasta la actualidad, la evolución de la universidad ha ido en paralelo a la evolución política y social de Europa.

La construcción de la Unión Europea ha ido de la mano también de iniciativas que han marcado el devenir de las universidades del continente. Un año después de la incorporación de España y Portugal a la entonces Comunidad Económica Europea, la Comisión Europea crea el programa Erasmus, un programa que facilita la movilidad de estudiantes por todo el continente. Es sin duda uno de los programas de más éxito y que más ha contribuido a construir un sentimiento de ciudadanía europea. El programa Erasmus nace casi al mismo tiempo del fin de la guerra fría y la desaparición del muro de Berlín o la Unión Soviética y la aprobación del tratado de Maastricht por el que se creaba la Unión Europea. Como consecuencia de este programa, las universidades tuvieron que crear servicios profesionales de relaciones internacionales, y un nuevo perfil de técnicos para la gestión de las relaciones entre universidades. La profesionalización de estas tareas dio lugar a la creación en 1989 de la Asociación Europea de Educación Internacional (EAIE en sus siglas en inglés), que celebra anualmente una conferencia y que este año se celebrará en septiembre en Barcelona. Actualmente, los estudiantes de toda Europa, deciden muchas veces donde estudiar en función de las oportunidades de movilidad Erasmus que ofrece su universidad.

En una segunda etapa, la Comisión Europea dio en 1999 un nuevo impulso a la integración de su sistema de educación superior con el plan Bolonia. Este plan coincide en un momento clave también en la construcción europea, con la unión monetaria y el nacimiento del Euro, y también la gran ampliación hacia el Este de la Unión Europea. El tratado de Bolonia supuso la armonización del sistema universitario europeo con un sistema común de grados, másteres y doctorados que permitiera la movilidad de estudiantes de un sistema universitario a otro y también el reconocimiento continental de las titulaciones. Para el estado español, el plan Bolonia supuso la creación de los másteres oficiales inexistentes hasta ese momento y también los primeros títulos de Máster compartidos con otras universidades europeas.

A pesar de todas estas iniciativas, existen aún limitaciones en el movimiento de estudiantes de una universidad a otra para seguir sus estudios. En una Europa cada vez más integrada se necesita una universidad más flexible que permita que el estudiante pueda moverse más libremente en función de sus necesidades y sus intereses. En este sentido la Comisión Europea lanzó en el 2017 la iniciativa de Universidades Europeas para la creación de alianzas entre universidades existentes. Después de casi cinco años se han creado 41 alianzas en dos fases distintas. Las seleccionadas en la primera convocatoria acaban de entregar la propuesta de la segunda fase de integración de la alianza. En Catalunya cinco de las universidades públicas están en alguna de estas alianzas: UB-CharmEU; UPC-Unité; UPF-Eutopia; UAB-Eciu y URV-Stem. Estas alianzas están organizando titulaciones y actividades compartidas tanto presenciales como online en sus diferentes campus. 

Integración pero con respeto a la diversidad. La alianza Eutopia, de la que la UPF es miembro, está integrada por 10 universidades de 10 países distintos, en los que se imparten clases en 12 idiomas diferentes. En un futuro muy próximo un estudiante de Eutopia podrá plantearse seguir sus estudios de grado o de máster en diferentes universidades de diferentes países y en idiomas diferentes, con la posibilidad de adquirir experiencia laboral a través de prácticas en diferentes países. De esa forma estas alianzas acercan un poco más esa vieja aspiración de una identidad europea basada en valores de cooperación y respeto. Esta es una iniciativa que está sacudiendo el mundo universitario no solo europeo sino internacional y que de alguna manera fomenta los valores de cooperación entre instituciones universitarias frente al de la competitividad que ha venido marcando la agenda internacional en los últimos años, con la preocupación por los ránkings y por ciertos valores de productividad científica, y no tanto por el servicio a la comunidad ya sea local o global, que las instituciones universitarias ejercen. Cabe remarcar además que es una iniciativa de reforma del sistema universitario que surge y afecta al sector público mayoritariamente, en un continente donde la formación universitaria sigue entendiéndose como un servicio y no como un negocio.

En este momento de convulsión política, y tras el Brexit, la pandemia o la guerra en Ucrania, Europa vuelve a apostar por las universidades, por el diálogo y por la universalidad. En los próximos días, Barcelona se convertirá en el epicentro internacional de la educación superior con la Conferencia Mundial de Educación Superior de la Unesco, que se celebra una vez cada 10 años y, por primera vez, en la capital catalana. Además, distintos eventos relacionados se sucederán durante la misma semana, es el caso del congreso sobre el papel de las alianzas de Universidades Europeas, que tendrá lugar en la UPF.