Espiral inflacionista

El precio de la energía

Ya no estamos ante un problema exclusivo de nuestro país, sino que afecta al conjunto de la Unión Europea

El mundo debe abandonar gas, petróleo y carbón en 2050 para salvar el clima

El mundo debe abandonar gas, petróleo y carbón en 2050 para salvar el clima

Jordi Alberich

Jordi Alberich

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La endiablada escalada de precios de la energía puede destruir parte de nuestra industria y situar a muchas familias en un imposible llegar a fin de mes, además de reforzar la espiral inflacionista en las que nos vamos adentrando. Por ello, se requieren medidas inmediatas y contundentes ante esta pandemia energética que, al igual que sucedió con el coronavirus, forzará la reforma del marco legal y un mayor gasto público.

El mecanismo europeo de fijación de precios se está mostrando como un genuino disparate pues el desorbitado precio del gas determina la tarifa eléctrica. Un modelo que siempre ha generado controversia pero que, en las actuales circunstancias, resulta de una profunda irracionalidad, como viene denunciando, sin éxito alguno, el gobierno español desde hace meses. Afortunadamente, ya no estamos ante un problema exclusivo de nuestro país, sino que afecta al conjunto de la Unión Europea, por lo que, con no pocas reticencias, a nuestros socios europeos también les interesará modificar por la vía de urgencia un sistema tarifario incomprensible en el contexto actual.

A su vez, dicha reforma puede no ser suficiente, por lo que, probablemente, veremos un aumento del gasto público para controlar los precios, ya sea por la vía de subvenciones directas o de menores impuestos sobre los carburantes. De lo contrario, el coste económico puede acabar siendo muy superior para las cuentas públicas agravando, además, el ya generalizado y arraigado malestar social. 

A lo largo de estos próximos días, que prometen ser muy movidos, resultará fundamental garantizar que ese mayor esfuerzo público vaya enteramente a reducir el coste de la energía para industrias y familias, y no a compensar a quienes dejen de percibir los llamados ingresos “caídos del cielo”, aquellos que derivan de una energía producida a bajo coste y vendida a precio del gas. Y puestos a pedir, que este trágico episodio nos sirva para, de una vez, ir a un mercado energético eficiente y transparente. 

Suscríbete para seguir leyendo