Ante todo, un poeta: Pasolini, 100 años

Este sábado se cumplirán 100 años del nacimiento de Pier Paolo Pasolini, asesinado el día de difuntos de 1975 en la playa de Ostia. Hablo de muertes porque fue en su funeral, en Roma, donde mejor se definió la personalidad del hombre que, todavía hoy, es un faro intelectual y moral. No solo por lo que dijo o hizo, por lo que criticó y por los rincones de oscuridad que iluminó, sino sobre todo por una condición casi sagrada, la de poeta. Así le gritó Elsa Morante ante el féretro y así se expresó Alberto Moravia en el parlamento que le dedicó el 5 de noviembre. Un discurso corto e insurgente, triste y reivindicativo.

“Abbiamo perso prima di tutto un poeta”, dijo Moravia, y después afirmó que no hay tantos en el mundo, que solo nacen tres o cuatro cada siglo. Y que Pasolini, añadió, será de los pocos que contarán como tales. Esta idea nuclear es la que explica al Pasolini que ahora conmemoramos. Más allá de todo, la suya es una maestría que se fundamenta en una actitud que hoy todavía está vigente. La del hombre "que ha vivido en una lírica, como todos los obsesos", como él mismo escribió. El poeta que anda “entre la esperanza y la vieja desconfianza” hacia las cenizas en la tumba de Gramsci.

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