Contexto

Urbanismo: el centro como motor de cambios

Para abordar los retos medioambientales se requiere una adaptación e innovación en movilidad, equipamientos y ejes verdes que necesita consenso. No debería dar miedo

Consell de Cent

Consell de Cent / Ferran Nadeu

Maria Rubert

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Hoy como ayer, el urbanismo de Barcelona sigue despertando interés y es estudiado con atención, precisamente porque siempre ha arriesgado. En la década de los 80 se inició un programa de reequipar los barrios periféricos y urbanizar calles y plazas con la misma calidad que las del centro. Hoy la situación es distinta. Son las condiciones del centro insalubre las que requieren cambio e innovación: la implantación de un cambio en la movilidad, mejores equipamientos y la multiplicación de ejes verdes, los nuevos jardines lineales de una ciudad de extrema compacidad. Una adaptación que necesita consenso para abordar los retos medioambientales. No debería dar miedo. Barcelona es una ciudad compleja, diversa y conflictiva, pero seguirá siendo el motor cultural, referente sanitario, universitario y de innovación, de Catalunya. 

Si actuamos con sentido común e ilusión colectiva podremos contribuir a construir una ciudad más saludable, justa y segura. Y así, desearíamos imaginar que:

1. La reducción del tráfico en el centro va a seguir de manera acelerada, sistemática. El espacio de los vehículos va a ser ocupado por árboles que mejorarán la calidad del aire, y crearán espacios de intercambio en cada encrucijada. Las calles del Eixample, todas, se transformarán en ejes verdes y van a suplir lo que podrían haber sido los jardines interiores de manzanas de Cerdà, hoy ocupados por edificios varios. A la calle de Consell de Cent le seguirán todas las demás, y en pocos años vamos a mirar con sorpresa las fotografías de calles colmatadas de coches. Además la innovación incluirá transporte público en cada una de esas calles. Algunos de esos ejes, como el del paseo de Sant Joan, tendrá réplicas en Via Laietana cortando el centro histórico. Y quizás se recuperen viejas propuestas, el eje verde lineal del Turó Park al mar por la calle de Urgell.

2. Las estaciones se multiplicarán. Francia y el Morrot en el puerto se enlazarán (porque es más fácil y barato que cualquier túnel reciente y mas relevante para el futuro de la movilidad) y tendremos dos nuevas estaciones flamantes y bellas al precio de una. Y las playas de vías en el puerto y en L'Hospitalet serán un espacio clave al servicio de la movilidad y del metabolismo urbano. La línea 9 podrá absorber mucho tránsito y el tranvía por fin empalmará, tras más de 15 años de espera. Un medio de transporte que podrá implantarse por todas las vías diagonales y tendrá un efecto muy positivo sobre la movilidad general. 

3. La distribución de mercancías se regulará como hicieron en Gran Bretaña en los 70. Y el comercio ‘online’ pagará los costes que genera y quizás algunos jóvenes y los demás volverán a comprar ‘onsite’. 

Así sea.


Nota: En el Eixample viven 269.349 habitantes, más que los que viven en Lleida, Vic, Olot e Igualada juntos, que agregan 264.573. Va a ser necesario solucionar el desequilibrio brutal entre dotaciones. No hace falta ser una experta para valorarlo. No es cierto que no hay espacio, hay muchos edificios infrautilizados. Por cierto y a modo de ejemplo: ¿qué hace un Museo del Deporte en la antigua clínica del Dr. Colet blindado a los vecinos en la esquina Buenos Aires-Casanova? Sus vacías y bonitas salas podrían acoger mañana mismo un centro abierto –vinculado al deporte si es necesario- para los mayores de 65 años (el porcentaje mas alto de Catalunya), niños (puede sorprender, pero todavía hay escuelas que continúan entre humos y niños que se aventuran por las aceras sin que les atropellen) y también jóvenes que no tienen adónde ir.

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