Pros y contras

Cortes en la Meridiana: 'Apreteu'

Un irreprimible compromiso con la causa, un derroche de vanidad o un profundo terror a ser considerada tibia o traidora pueden ser las causas particulares de la actuación de Borràs.

La presidenta del Parlament, Laura Borràs, assistint a la manifestació de l'avinguda Meridiana de Barcelona amb el diputat de JxCat Francesc de Dalmases

La presidenta del Parlament, Laura Borràs, assistint a la manifestació de l'avinguda Meridiana de Barcelona amb el diputat de JxCat Francesc de Dalmases / ACN

Emma Riverola

Emma Riverola

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Laura Borràs se marcó un “apreteu, apreteu” al más puro estilo Quim Torra. Esa especialidad que consiste en alentar la manifestación que después será atajada policialmente. Después de dos años de cortes en la Meridiana, el Departament d’Interior se atrevió a prohibir la ocupación de la calzada. A partir de la noche del pasado sábado, la protesta quedaba confinada a una plaza peatonal. Y para la calzada que se fue la presidenta del Parlament. A dar aliento al puñado de irredentos. A trolear al gobierno del que forma parte su partido. Y a darse un bañito de masas. Quizá lo necesitaba después de su escenificación absurda e inútil del ‘caso Juvillà'. 

Un irreprimible compromiso con la causa, un derroche de vanidad o un profundo terror a ser considerada tibia o traidora pueden ser las causas particulares de la actuación de Borràs. Sus consecuencias son para todos. Para los que no comulgan con sus ideas, denigra la institución que representa. Para sus seguidores, solo añade más confusión, más desafección al gobierno y más descrédito a la política. Populismo a raudales y desenfoque ético. Nada nuevo en ‘el procés’. Nada que no estemos viendo triunfar en numerosos enclaves del mundo. Nada que no sepa Borràs. 

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