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Abrir Barcelona

Barcelona debe pensar en el Besòs como el vivero de las mejores ideas y perspectivas de recuperación para la ciudad del futuro

La Mina

La Mina / FERRAN NADEU

Elisenda Alamany

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La vulnerabilidad en el área metropolitana de Barcelona se han incrementado a raíz de la pandemia y desde hace décadas, los problemas se acumulan en la franja del Besòs, donde vive el 12% de la población catalana. Estas vulnerabilidades se explican en gran parte por las políticas de austeridad que entre 2009 y 2011 hicieron retroceder décadas los umbrales de bienestar de nuestro país, pero también es cierto que no ha habido liderazgo o capacidad para revertirlas con políticas efectivas desde los sucesivos gobiernos municipales o metropolitanos. Hoy hay mucha ciudadanía en estos barrios que considera que ha sido abandonada por todas las instituciones.

Durante estos dos años han abundado las proclamas del gobierno barcelonés sobre la necesidad de transformación del Besòs, pero lo cierto es que los resultados no han llegado. Prueba de ello es que en la última exposición pública de la alcaldesa en el Col·legi de Periodistes en el acto ‘La alcaldesa responde’, el Besòs no mereció ni una sola propuesta, a pesar de haber sido una de las franjas con barrios más castigados por la pandemia. Uno de los ejemplos lo tenemos en el barrio del Besòs y el Maresme, que en pleno confinamiento vio derrumbarse el techo de una vivienda por aluminosis, los problemas de limpieza hicieron que fuera necesario exigir un plan de choque urgente por una plaga de ratas y las ocupaciones de viviendas por parte de mafias han sacado a la calle al vecindario pidiendo más seguridad. Pese al plan de choque exigido para el barrio, el gobierno municipal lo rechazó el pasado plenario, aduciendo falta de competencias y nuevas excusas.

Este era un mandato para fijar las bases de la Barcelona del futuro. Y para ello se necesitan nuevas ideas y un gobierno abierto y proactivo. El Besòs es la posibilidad de una nueva centralidad metropolitana. Inversión y proyectos que ya son incipientes en materia de industrias visuales, culturales, tecnológicas y de investigación podrían ser la palanca de cambio en este territorio que, de momento, solo ha visto pasar las oportunidades por delante. La recuperación empieza a notarse y Barcelona lo tiene todo para volver a ser una ciudad que brille aun más, pero tiene retos ante ella que ya no puede posponer más: mejorar la seguridad, proteger el estilo de vida de la ciudad y de sus barrios, consolidar la recuperación mediante el conocimiento y tener un horizonte de futuro compartido.

Este horizonte depende del gobierno pero también de la sociedad civil, de las demás administraciones, de los municipios vecinos, etcétera. Y por eso la ciudad necesita un gobierno abierto, que sepa liderar cooperando, y que deje atrás la actitud desconfiada y de cerrazón actual. Muchos de los retos que tenemos hoy tienen una clara escala metropolitana, y para vencer esa sensación de desidia y abandono que muchas administraciones han tenido hacia el Besòs, es necesario que Barcelona lidere con otros ayuntamientos una agenda conjunta donde se puedan concretar proyectos que se beneficiaran de los Fondos Next Generation, por ejemplo.

No es tiempo de vacilaciones ni medidas tímidas o más promesas incumplidas. Barcelona debe pensar en el Besòs como el vivero de las mejores ideas y perspectivas de recuperación para la Barcelona del futuro. Para este reto y otros muchos que hoy tiene la ciudad, necesitamos una Barcelona abierta.

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