Personajes en movimiento
De la extraordinaria 'Licorice Pizza' me gusta mucho que la pareja protagonista, ya desde la secuencia inicial, se desplace físicamente por la película
![LICORICE PIZZA](https://estaticos-cdn.prensaiberica.es/clip/b5c5bacb-89d2-4e32-98a2-8991f52d461e_16-9-discover-aspect-ratio_default_0.jpg)
LICORICE PIZZA
![Desirée de Fez](https://estaticos-cdn.prensaiberica.es/clip/133124fb-10d2-4bbb-8076-810fa85546e1_source-aspect-ratio_default_0.jpg)
Desirée de Fez
Periodista y crítica de cine.
Desirée de Fez
Este viernes llega a los cines, aunque algunas salas la habían preestrenado, lo nuevo de Paul Thomas Anderson, la extraordinaria 'Licorice Pizza'. En esta película ambientada en el Valle de San Fernando, en Los Ángeles, en 1973, hay mil cosas que están bien. Pero, de todo lo bueno que tiene esa película sobre la amistad entre un adolescente (Cooper Hoffman) y una veinteañera (Alana Haim), me entusiasma cómo incorpora la idea del movimiento. Me gusta mucho que la pareja protagonista, ya desde la secuencia inicial, se desplace físicamente por la película. Me emociona la manera en la que Gary y Alana se deslizan, a veces de la mano, otras chocando torpemente el uno con el otro, por los escenarios de su mundo. Hay algo maravilloso en la manera que tienen de pasar a pie, a veces caminando y otras corriendo, de una viñeta a otra, en su forma de cambiar físicamente de ruta pero también de idea, de plan, de emoción. Puede parecer una cosa insignificante, pero no lo es.
No es tan habitual encontrar películas que fluyan así, que conviertan los trayectos en parte de la acción, que describan a los personajes en las transiciones que otros cineastas resolverían con una elipsis. Y cuando pasa eso es asombroso, al menos para mí, porque le devuelve a las películas la posibilidad de discurrir libremente, de permitirse la deriva, de moverse con frescura. Hay ahí una intención delicada –y no por ello poco contundente– de huir de un cine apelmazado. Por poner ejemplos relativamente recientes, me gusta mucho cómo lo hace Mia Hansen-Løve en 'El porvenir' (2016), en la que la profesora de filosofía a quien da vida Isabelle Huppert se patea la ciudad. Me gusta mucho cómo lo hace Olivier Assayas en 'Personal Shopper' (2016), donde sigue y dota de sentido los trayectos cotidianos del personaje de Kristen Stewart. Y me gusta mucho cómo lo hace Joachim Trier en 'La peor persona del mundo' (2021), que se estrenará en breve y cuya protagonista se mueve constantemente, tanto por dentro como por fuera. A estas debilidades sumo 'Licorice Pizza', en la que esa defensa del personaje en movimiento se ve encima reforzada por la maestría con la que Paul Thomas Anderson concibe esos trayectos, por cómo los coreografía, los rueda, los llena de sonidos y les concede la canción perfecta.
Suscríbete para seguir leyendo
- Esta fruta no la come casi nadie, siempre está en los supermercados y está llena de proteína y antioxidantes
- El apellido de origen gitano que tienen más de tres millones de españoles
- Crisis en una escuela compleja de Badalona: pierde a 20 profesores de un plumazo tras el proceso de estabilización docente
- ¿No sabes qué hacer con tanto calabacín? Tres recetas para aprovecharlos
- Un brote de salmonelosis en un bar de Barcelona deja al menos 22 afectados tras comer tortilla de patatas
- Vecinos de Sants piden al Ayuntamiento de Barcelona que compre su bloque para no quedarse sin alquiler
- Estas son las playas de Catalunya con más medusas
- Muere de forma violenta la influencer Catalina Gutiérrez a los 21 años