La 'comisión Kitchen'
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El frontón Rajoy

Negando incluso la existencia de una ‘caja b’ que tres sentencias ya consideran probada, el expresidente del Gobierno no gana ni un ápice de credibilidad

Rifirrafe entre Rajoy y Rufián en la comisión de investigación del Congreso sobre ‘Kitchen’

Rifirrafe entre Rajoy y Rufián en la comisión de investigación del Congreso sobre ‘Kitchen’ / JOSE LUIS ROCA

Con la comparecencia de Mariano Rajoy, la 'comisión Kitchen' del Congreso de los Diputados cerró este lunes sus sesiones, destinadas a investigar la operación mediante la que un operativo policial organizó supuestamente el espionaje al extesorero del Partido Popular Luis Bárcenas para robarle material que comprometía al PP e impedir así que llegara a la justicia. El expresidente del Gobierno fue el último en comparecer en una comisión cuya actividad que ha durado casi un año y en la que han declarado 40 personas, entre ellas el exministro del Interior Jorge Fernández Díaz, el exsecretario de Estado de Seguridad Francisco Martínez y numerosos policías y altos mando policiales. 

Al contrario que otros comparecientes, Rajoy respondió a todas las preguntas y mantuvo duelos broncos con el portavoz socialista, Felipe Sicilia, y con el de ERC, Gabriel Rufián. Rajoy lo negó todo y apeló continuamente a la presunción de inocencia. Negó que esté acreditado que el PP tenía una 'caja b', cuando hay tres sentencias que lo afirman –la de la primera etapa de Gürtel, la del Tribunal Supremo sobre este caso y la del pago en negro de las reformas en la sede de Génova, 13– y que el PP haya sido condenado por ello. Dijo desconocer todo lo relacionado con la 'operación Kitchen' y negó conocer o haber saludado al excomisario José Manuel Villarejo, así como que se hubiera intercambiado mensajes con él.

Rajoy fue un frontón frente a los diputados que le citaban las veces que su nombre ha sido evocado por varios policías o por el exsecretario de Estado de Seguridad, aunque es cierto que en el sumario judicial del caso no aparecen indicios directos contra él –solo referencias de terceros— y no ha sido imputado por el juez ni solicitada su imputación por la fiscalía. Este mismo lunes, Villarejo volvió a implicarlo con el argumento de que era imposible que Rajoy no conociera la operación, pero el expresidente aseguró que el excomisario y Bárcenas mienten para defenderse.

Uno de los problemas que ha tenido la comisión es su simultaneidad con la investigación judicial, hecho que ha llevado a algunos comparecientes –como la exsecretaria general del PP, Dolores de Cospedal– a negarse a declarar para preservar su defensa ante el juez. Esta simultaneidad fue denunciada con gran dureza por la portavoz del PP, Cuca Gamarra, que descalificó las comisiones de investigación porque no buscan la verdad, sino la propaganda, argumento que merecería consideración si el PP no propusiera nunca comisiones de investigación, pero lo sigue haciendo cuando afectan al PSOE o a otros partidos (recientemente, ha propuesto una sobre la actuación del Gobierno en el inicio de la pandemia).  

Es cierto que las conclusiones de las comisiones de investigación parlamentarias solo pueden ser políticas y son insuficientes para esclarecer los casos que investigan por falta de medios materiales. No se revelan acciones irregulares en forma de cargos penales, pero si se exponen públicamente actitudes más o menos reprochables políticamente, y las de los dirigentes del PP no están siendo ni mucho menos ejemplares. Con todo, es más decisiva la actuación judicial y en la operación Kitchen la justicia lleva tiempo investigando, hay suficientes indicios como para creer que el espionaje a Bárcenas existió –falta aclarar si solo partió del Ministerio del Interior o también intervino el PP como partido– y están procesados nada menos que un exministro del Interior y su segundo, el exsecretario de Estado de Seguridad.  n