Ágora

Recogida de residuos puerta a puerta: la hora de las grandes ciudades

Hacia un modelo basado en la alta eficiencia y la reducción de emisiones

porta a porta

porta a porta / Ajuntament de Barcelona

Isaac Peraire y Eloi Badia

Isaac Peraire y Eloi Badia

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Hace justo 25 años que en Catalunya iniciamos, por mandato legal, la recogida selectiva de los residuos orgánicos. Hay que destacar que en este ámbito, y junto a unos cuantos países europeos, Catalunya ha sido pionera. A pesar de las dificultades e incredulidad iniciales, hoy estamos donde estamos gracias a personas y entidades de la sociedad civil, a la visión preclara de los gobernantes del momento y a los consensos políticos tejidos por los gobiernos que se han sucedido a lo largo de estos años. Y justamente esta primera chispa tuvo lugar en el ámbito metropolitano, en municipios como Torrelles de Llobregat, Molins de Rei o Sant Cugat del Vallès.

La recogida de la orgánica se fue extendiendo y la ciudadanía adquirió el hábito de depositarla en el contenedor conocido como “el marrón”. Pero los esfuerzos pronto se estabilizaron. De hecho, en AMB se constata un estancamiento de la recogida selectiva entorno al 37% desde hace 10 años.

Era necesario dar un nuevo impulso con sistemas de recogida más eficientes, en cantidad y calidad. Y a partir del año 2000, con municipios pioneros como Tiana, se empezó a mostrar el sistema puerta a puerta como el más eficiente para la orgánica y otras fracciones selectivas como el papel y el cartón, y los envases. Los resultados fueron inmediatos, espectaculares y continuados. La recogida selectiva se ha mantenido siempre por encima del 80%, logrando cerca del 87% en 2020, haciendo de Tiana un municipio referente en el área metropolitana de Barcelona y en toda Catalunya

Actualmente, 240 municipios catalanes han implantado la recogida puerta a puerta, y más de 130 tienen previsto hacerlo en los próximos años. Este es en sí mismo un gran reto: saber encontrar las modalidades de implantación de recogida puerta a puerta que más encaje en cada municipio. Es lo que está planteando el Ayuntamiento de Barcelona, definiendo un modelo para la ciudad que se ajuste a sus singularidades y a las necesidades de las vecinas y vecinos. Y los datos hablan por sí solos. En el barrio de Sant Andreu se ha logrado un 80% de recogida selectiva, mientras los valores de recogida selectiva a mediados del 2019 en la ciudad de Barcelona fueron del 38%, y en Catalunya de un 46%.

El mérito de este éxito compartido es fundamentalmente de las vecinas y vecinos de Sant Andreu que, a pesar de la necesidad de adoptar unos nuevos hábitos más exigentes, han entendido que merecía la pena hacer este esfuerzo con el ánimo de contribuir a la mejora ambiental y por el bien del conjunto de la sociedad.

El puerta a puerta es, ahora mismo, la manera más eficiente de lograr los objetivos establecidos por la Unión Europea para 2035: un 65% de reciclaje de residuos municipales y un máximo del 10% de residuos municipales a vertedero. En Catalunya, en 2020 logramos una tasa de reciclaje del 39%. Tenemos, pues, mucho trabajo por hacer. Es un reto que nos compromete a todos y todas: Gobierno, ciudadanía, empresas y entes locales.

Por eso, ahora es la hora de las grandes ciudades. Sin que las grandes ciudades del país den los pasos firmes y adecuados no lo conseguiremos. Algunas están avanzando en este sentido, como han hecho grandes urbes de todo el mundo (Milán, Bruselas, Múnich, Amberes, San Francisco o Seúl). Así, municipios como Lleida o Barcelona ya han empezado a implantar gradualmente la recogida puerta a puerta, mientras Vilanova i la Geltrú y Ripollet tienen previsto hacerlo próximamente.

En el marco de la emergencia climática, hay que tener presente que recoger la orgánica de forma eficiente comporta también un ahorro de emisiones de CO₂. En estos últimos 25 años hemos recogido selectivamente 6,3 millones de toneladas de orgánica, con un ahorro de emisiones de 1,5 millones de toneladas CO2eq (equivalente de dióxido de carbono) respecto a si hubieran ido a parar al vertedero. Dicho de otra manera, se ha ahorrado el CO₂ producido por 1,5 millones de coches.

Todos estos elementos dejan claro que hay que avanzar en la implantación del sistema ‘porta a porta’ como sistema más eficiente para propiciar una recuperación de materiales de los residuos, en especial la orgánica. Porque queremos transitar hacia una economía circular, porque tenemos el firme compromiso de abordar la emergencia climática, porque tenemos que proteger la biodiversidad y nuestros suelos, porque queremos mejorar la salud y calidad de vida de la ciudadanía. Porque con los residuos nos jugamos tanto, que con esto no se juega.

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